El berrinchudo perdedor

Hace dos semanas MVS Radio despidió (le “terminó el contrato”) a Carmen Aristegui. La excusa para que la empresa en motivos prácticos callara a la mejor periodista de México fue que había violado el “código de ética” de la empresa, código que hasta donde yo sé nadie sabe exactamente qué dice o cómo está formulado.

El escándalo subsecuente mostró a la luz lo que todo mundo sospechaba: el despido fue reacción de MVS Comunicaciones a presiones del ratero que vive en Los Pinos ilegítimamente, que tuvo un berrinche porque Carmen se atrevió a decir al aire que dicho ratero debía contestar a las acusaciones y rumores (que existen desde antes de las elecciones del 2006) de que es un borracho irresponsable. La presión vino de que MVS Comunicaciones le toca que le renueven su concesión; se hizo inmediatamente claro que el incompetente que habita Los Pinos amenazó a MVS con que dicha concesión no sería renovada si Carmen seguía siendo empleada de ellos.

No es la primera vez que tratan de callar a Carmen; Televisa la corrió de W Radio porque la periodista fue altamente crítica (y honesta) respecto a la llamada Ley Televisa. Sin embargo, hay una diferencia fundamental: Televisa la corrió porque la periodista criticó una ley que la empresa buscaba fuera aprobada. Éticamente también fue una chingadera, pero no hubo presiones externas de un grupo de poder (uno distinto de Televisa, claro está) para callarla.

Lo que pasó en MVS es mucho más grave: es la intención de un “gobierno” ilegítimo de obligar a callar a una periodista únicamente porque no le gusta lo que dijo. En su programa Carmen dijo:

“No es la primera vez que se habla de este tema, de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón. Si usted es usuario de las redes sociales –por ejemplo–, pues en ese circuito de comunicación de la sociedad mexicana es frecuente ver expresiones que aluden a esa circunstancia que no podemos corroborar (…)

“Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida, formal al respecto. No hay nada de ofensivo –me parece– cuando alguien, si es que fuera el caso, atravesara por un problema de esta naturaleza (…)

“¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República.”

Es fácil ver que Carmen no le está diciendo borracho al berrinchudo perdedor que habita Los Pinos; sólo exige (como deberíamos exigir todos y cada uno de los mexicanos) que se responda a una acusación que han hecho (por los motivos que ustedes quieran) contra Felipe Calderón. Nada más, y nada menos.

Por supuesto Calderón es incapaz de escuchar nada que no le guste, de aceptar críticas buenas o malas. Como he dicho antes, su “presidencia” está viciada de origen, y eso aunado a las claras debilidades en su carácter y personalidad hacen que sea imposible que se conduzca como líder. Si fuera alguien inteligente y con aplomo, tal vez incluso hubiera podido revertir el estigma que causa el haber empezado su sexenio con un crimen; pero eso es mucho pedir de tan patético individuo.

Entonces en lugar de reaccionar a la altura de las circunstancias, lo que el presunto borracho hizo fue hacer un berrinche no sólo triste, patético y ridículo; además uno que le causó una derrota más (y fea) en su ya de por sí desastroso sexenio.

Al presionar a MVS para que despidiera a Carmen (que toda la evidencia apunta a que fue lo que pasó, pero que además aunque no hubiera sido así como condujeron desde Los Pinos todo el asunto hace ahora que todo mundo de por hecho que así fue) con la amenaza de la renovación de su concesión, el muy imbécil le dio todavía más legitimidad a Carmen, causó que MVS tuviera que recontratarla pr la presión generada por los mismos radioescuchas, y de pilón casi los fuerza a que le renueven dicha concesión.

Porque si ahora no se la renueva, todo mundo dará por hecho que no se la renovaron porque volvieron a contratar a Carmen.

Aristegui dio una muestra de elegancia, estilo e inteligencia que debe hacer que el berrinchudo perdedor de Los Pinos se retuerza de coraje, porque él es incapaz de actuar así. Su berrinchito le costó una derrota más, entre las muchas que lleva desde el crimen de 2006, y me alegró mucho que hoy Carmen regresara a su programa.

No sólo porque Carmen Aristegui es sin lugar a dudas la mejor periodista de México, y porque no se puede permitir que los “gobernantes” callen las voces críticas. Sino también por la humillación que le causó a Felipe Calderón (directamente), y porque lo evidenció (una más entre muchas) como el perdedor berrinchudo que es.

La criminal incompetencia

Hay tantas pendejadas que está haciendo el “gobierno” de Felipe Calderón (aunadas a las otras tantas pendejadas que ha hecho a lo largo de su ilegítimo sexenio), que hasta es difícil elegir una para comentar. Todas y cada una de ellas muestran su incompetencia, su incapacidad a aceptar críticas, su acomplejamiento que lo hace rodearse de inútiles que únicamente le dicen que sí, y, en fin, de todas las señales que de muchas formas confirman que su “presidencia” es resultado de un fraude electoral. Un “ejecutivo” que comenzó su periodo a partir de un crimen, de un engaño, es muy difícil que pueda evolucionar en un líder eficiente; está viciado de origen. No es imposible; Salinas al menos logró mantener la ilusión de un gobierno eficiente, hasta que los zapatistas le interrumpieron la fiesta, y la crisis de diciembre de 1994 mostró la triste realidad.

La incompetencia de estos idiotas que robaron la silla presidencial en 2006 alcanza ya extremos criminales; dicha incompetencia está causando muertos, heridos, y violaciones a la justicia que repercuten no sólo en el país, sino con nuestros hermanos latinoamericanos, como en el caso de los inmigrantes centro y sudamericanos; y con el arrogante imperialismo francés, como en el caso de la secuestradora Florence Cassez.

Florence Cassez es una criminal; y de hecho las evidencias apuntan a que es una criminal particularmente sádica y violenta. A mí no me cabe la menor de que la hermosa y demente francesa merece la máxima pena por secuestro que el sistema de justicia mexicana sea capaz de dar.

Lamentablemente, la justicia nunca es (nunca ha sido, y nunca será) únicamente de castigar a alguien como se merece.

Estos imbéciles que dicen dirigir la nación cometieron una muestra más de su criminal incompetencia; en lugar de arrestar a la francesa y presentarla a los medios como debe ser, montaron un circo mediático con una “recreación” de cómo habían capturado a la sádica francesa, en un intento ridículo y estúpido de hacer más “heroica” la captura. Cuando lo único que tenían que hacer era su trabajo.

Con ese imbécil descuido, mandaron completamente al carajo al Debido Proceso, dándole totalmente en la madre a cualquier posibilidad de que el caso pueda ser llevado de manera competente para la fiscalía. Como este patético intento de “gobierno”, está viciado de origen.

México arguye (y arguye bien) cuando Estados Unidos enjuicia connacionales sin respetar el Debido Proceso; es uno de los pilares de cualquier sistema de justicia. Si el Debido Proceso no se puede garantizar, todo el caso se pone en duda. Se debe poner en duda.

El “gobierno” de México debería enviar a Cassez a Francia; si no lo hace, no tendrá cara (no que jamás la haya tenido) para exigir que se cumpla el Debido Proceso en casos en que nuestros connacionales son indebidamente enjuiciados en otros países (principalmente Estados Unidos). Sí, parecerá que se está doblegando a las presiones del gobierno de Sarkozy, pero eso también es culpa de ellos.

Déjenme repetirlo: Florence Cassez es una criminal, y además violenta y sádica para rematar. Los que fueron secuestrados por Los Zodiaco, así como los amigos y familiares de sus víctimas, merecen justicia. Pero la criminal incompetencia del “gobierno” de Felipe Calderón les robó eso; gracias a ellos, los familiares y amigos de las víctimas de Los Zodiaco, así como las mismas víctimas, no podrán encontrar la justicia que se merecen aquí.

Y todo es culpa de estos imbéciles incompetentes. Criminalmente incompetentes.

Una extraña, otra de vaqueros

Para compensar que no habíamos ido mucho al cine, fuimos a ver 2 películas 2 el sábado. Se aplican las de siempre.

  • You Will Meet a Tall Dark Stranger (Conocerás al Hombre de tus Sueños).
    You Will Meet a Tall Dark Stranger

    You Will Meet a Tall Dark Stranger

    Fuimos a ver esta porque nos cae bien Woody Allen, y porque estando en la Cineteca nos queda caminando. Me parece que Woody Allen no es capaz de hacer películas extraordinarias de forma seguida; siempre como que tiene que hacer películas mediocres (si no de hecho malas) entre sus películas muy buenas.

    You will meet a tall dark stranger es su cuarta película en Londres, y aunque no es pésima, tampoco es particularmente buena. Tienes varias partes divertidas, y se me hace fabuloso cómo pendejea a toda la gente que cree en las ridiculeces de los astros y la adivinación del futuro.

    Pero fuera de eso es sencillamente meh. Y además el final a mí en lo particular me pareció que sencillamente le dio hueva atar los cabos sueltos; cosa que ciertamente es innovadora en Allen. Mas pues está divertida, y sale Naomi Watts que sigue siendo bellísima.

  • True Grit (Temple de Acero).
    True Grit

    True Grit

    Tenía muchas ganas de ver esta película, y no me decepcionó en lo más mínimo. En general las películas de los hermanos Coen me parecen fabulosas (con la clara excepción de Read After Burning), y creo que esta última supera por mucho a las anteriores. Sí me parece mucho más superior que No Country for Old Men.

    La historia de vaqueritos es bastante sencilla; una niña de 14 años (una extraordinaria Hailee Steinfeld, robándose toda la primera parte de la película) decide vengar el asesinato de su padre y contrata al comisario “Rooster” Cogburn (Jeff Bridges en otro casi seguro Oscar) para que rastree al asesino. Se les pega el ligeramente ridículo, hablador y medio güey LaBouef, un tejano que también persigue al antes mencionado asesino.

    La película, como casi todas las de los hermanos Coen, es muy violenta, con altas dosis de humor negro, y con un final que podría haber sido, pero que siempre no fue, feliz. También es muy, muy buena; nada más por las actuaciones de los tres principales actores valdría la pena, pero además tiene harta acción y muchas partes muy divertidas. Como pilón, sale Barry Pepper (que siempre me ha caído bien) como “Lucky” Ned Pepper, un excelente villano. El último enfrentamiento entre Pepper y Cogburn está de no mamen.

    Esta es la segunda adaptación a la pantalla grande de la novela de Charles Portis, que no voy a leer porque por principio no leo novelas de vaqueros; la primera adaptación fue en 1969, y no la voy a ver jamás porque Cogburn ahí es interpretado por John Wayne, y yo por principio no veo películas de John Wayne.

    Pero independientemente de eso vayan y vean la nueva versión; es fabulosa.

El Gran Concierto

Ayer fuimos a ver Le Concert, que yo tenía muchas ganas de ver en el cine. Se aplican las de siempre.

Le Concert

Le Concert

Le Concert debe ser la película que al mismo tiempo sea la más bonita y la más divertida que he visto en mucho, mucho tiempo. La historia es de Andrey Simonovich Filipov, El Maestro, un extraordinario director de orquesta ruso que fue destruida su carrera por Brezhnev en la Unión Soviética de 1980, y que actualmente es conserje en la sala de conciertos de la sala Bolshoi.

Mientras limpia la oficina del director, un fax llega del prestigioso teatro Châtelet invitando a la orquesta del Bolshoi, y Filipov decide que reunirá a su antigua orquesta, y que tocarán en París. Se sigue una serie de disparates mientras reúnen a los viejos miembros de la orquesta y consiguen algunos extras, y mientras engañan a la administración del Châtelet a las absurdas demandas de un ex miembro de la KGB que Filipov recluta como manager de su falso Bolshoi. Una de las demandas que el director exige es que la solista de violín sea Anne-Marie Jacquet (la estupidizantemente hermosa Mélanie Laurent), y poco a poco se va dejando entrever que existe una relación entre el director de orquesta y la joven violinista (y no, estoy seguro que casi todo mundo adivinará mal cuál es dicha relación).

La película es hilarante de la risa, con los personajes más entrañables, encantadores y divertidos (por no decir políticamente incorrectos) que yo haya visto en mucho tiempo, y el final de la película debe ser de los más hermosos que yo recuerde, al nivel de Cinema Paradiso, mientras la excéntríca orquesta toca a Tchaikovsky en el Châtelet. Nada más por la música vale la pena ver esta película en el cine.

Es altamente recomendable; especialmente porque no creo que dure mucho tiempo más en cartelera. Vayan y véanla.

El nuevo plan de estudios

El viernes hubo una plática en la Facultad de Ciencias para presentar y explicar el nuevo plan de estudios de mi carrera, Ciencias de la Computación. Yo había leído una versión anterior, así que fui a ver la presentación, lidereada por la Doctora Elisa Viso, creadora (no la única, pero yo sí creo que la más importante) de la carrera, actual coordinadora de la misma, y además la tutora que dirigió mi tesis de licenciatura.

El nuevo plan (que ya era necesario; la carrera tiene 17 años) trata de integrar como materias obligatorias varias materias que habían estado dándose regularmente como materias optativas, pero que el desarrollo actual en computación las ha convertido en indispensables. También adelantan las materias fundamentales de ciencias de la computación a los primeros semestres, para que los alumnos comiencen a adquirir conocimientos básicos de la carrera desde el primer semestre, no a partir del segundo como ocurre ahora. Y hay ciertos cambios de nombres y nuevas materias; a mí en particular me interesa que ahora hay una tercera materia obligatoria de programación, que me parece estaba altamente necesitada.

El cambio más importante (y que generará más polémica, aunque creo que esto será para gente que no estudia Ciencias de la Computación) es que se eliminan los cuatro Cálculos Diferenciales e Integrales, y en cambio tomaremos las Matemáticas para las Ciencias de la Tierra, que se da en Ciencias de la Tierra por parte de los físicos.

Muchos vociferarán que los computólogos no pueden con los cálculos y que por eso nos los quitan (aunque en mi generación yo recuerdo que computólogos solían ser de los mejores en cálculo), y otros se quejarán amargamente de que nos están quitando una materia que, aunque inútil en todo sentido práctico (nadie que sepa de lo que habla se atreve a decir que cáculo sea “fundamental” para Ciencias de la Computación… y me parece que hasta cierto punto en genral tampoco para ninguna otra carrera, por cierto), es fundamental “en el sentido formativo”.

Mis huevos, yo digo. Las materias de cálculo en sí mismas tienen un montón de broncas, según los mismos matemáticos admiten cuando los agarra uno desprevenidos; muchos en la facultad bromean que no hay cálculo 1, 2, 3 y 4, sino más bien análisis -3, -2, -1 y 0, para que ya en quinto semestre puedan llevar análisis 1 y 2. Pero independientemente de las broncas que en sí mismas tienen las materias de cálculo, aunque estuvieran perfectas las mismas, está el punto de que son (básicamente) inútiles para los computólogos. Casi nunca integramos ni derivamos, y menos aún en múltiples dimensiones; y cuando necesitamos hacerlo, más bien nos interesa dominar la herramienta, no la avalancha de teoría y teoremas que explican de hecho por qué funcionan.

(Y por cierto, el plan de estudios de Matemáticas también está siendo estudiado para cambio, y los chsmes que yo he oído son que el punto central de la discusión son justamente los cálculos).

También está el punto de que es demasiado. Son demasiados créditos, demasiadas horas de clase, demasiadas tareas y horas de estudios para exámenes, y todo para un tema que, aunque fascinante (a veces), es sencillamente secundario (si no es que terciario) para los computólogos. Actualmente casi todas las materias de Ciencias de la Computación son 10 créditos (en teoría, 1 crédito significa que un alumno tiene que dedicarle 1 hora a la semana a la materia), la excepción siendo una madre que se llama Historia de las Matemáticas o algo así que vale 7 y que según yo nunca nadie jamás llevó. Las otras excepciones son los cálculos, que son dieciocho (18) créditos.

Que no mamen, especialmente considerando que los computólogos tienen materias que casi todas usan y necesitan laboratorios, horas en frente de la computadora, trabajando. En el nuevo plan, todas las materias que hacen uso intensivo de horas de laboratorio pasarán de tener 10 a 12 créditos. Los créditos extras surgen precisamente de quitárselas a los cálculos.

“¡Pero, pero… ¿y la formación?!”, oigo a varios gritando, rasgándose las vestiduras de que los computólogos nos vamos a perder la formación fundamental que únicamente los cálculos podrían darnos. De nuevo contesto, no mamen: la formación dada por los cálculos ni la queremos ni la necesitamos los computólogos. Yo aprendí más a demostrar y las técnicas necesarias para lo mismo en Matemáticas Discretas, Teoría de la Computación y Análisis de Algoritmos que en los cálculos. Venga; creo que aprendí más cosas útiles en las álgebras que en los cálculos.

Los computólogos (incluyendo los que se dedican a la teoría) en general no es “fundamental” que sepan a hacer demostraciones con épsilons y deltas, que de todas formas sabrán: se ve en Matemáticas para las Ciencias de la Tierra (incluso se ven ecuaciones diferenciales, que yo en mi vida llevé). Pero ciertamente no necesitan pasar nueve horas de la semana en clase aprendiendo eso, y múltiples más haciendo tareas y estudiando para exámenes de eso. Esas horas estarán mucho mejor aprovechadas haciendo la tarea fundamental que tiene que saber un computólogo: programar. Y aprender a programar (especialmente aprender a hacerlo bien) no sólo es difícil y tardado; eso sí es fundamental para un computólogo.

A la reunión asistieron casi exclusivamente computólogos, aunque el llamado fue abierto a toda la Facultad (y de hecho a toda la comunidad universitaria), y me dio mucho gusto ver como los chavos casi en su totalidad estaban de acuerdo con los cambios. A mí me dio mucho gusto; muero de ganas de darles los tres cursos obligatorios de programación a una generación (sólo que supongo deberé doctorarme antes), y creo que el cambio no sólo era justo y necesario, sino que el nuevo plan propuesto (pueden consultarlo aquí) está bastante chido.

El plan está todavía sujeto a posibles cambios, pero yo estoy más que de acuerdo con la configuración actual. Habrá a quien no le guste, por supuesto, y quien esté decididamente en contra. Pero me parece que la decisión está en manos de los computólogos, además de que la comisión encargada de elaborar el nuevo plan incluyó gente de todo el Departamento de Matemáticas, y yo confío en los miembros de la comisión. Sus argumentos no sólo me parecen válidos e inteligentes, sino que fueron estudiados y tomando en cuenta cómo son los distintos planes de CC en el resto mundo, y escuchando las recomendaciones de la ACM y la IEEE. No es un plan sacado de la manga, ni hecho a lo pendejo; todo lo contrario.

Si alguien quiere discutir aquí por qué el nuevo plan apesta, sí les voy a pedir antes que lean el documento Propuesta de modificación del Plan de estudios de la Licenciatura en Ciencias de la Computación, o si no sencillamente no les voy a hacer mucho caso. En el documento se justifican y explican a detalles las decisiones que se tomaron para elaborar el nuevo plan de estudios.

La mejor universidad de habla hispana en el mundo

Una vez más salió un estudio que pone a la UNAM como la mejor universidad de habla hispana en el mundo. La única otra universidad en Iberoamérica catalogada como mejor que la UNAM es la Universidad de Sao Paulo.

La UNAM además es la única universidad mexicana dentro de las mejores 500 del mundo, con el lugar 66. El Tec, para que se den una idea, está en el lugar 593; y ni siquiera es la segunda mejor mexicana: la Universidad de Guadalajara le gana, en el lugar 550.

Pero por supuesto esto no evitara que varios idiotas sigan criticando a la UNAM en particular y a la educación pública en general. Que vociferen, yo digo: los números no mienten.

Seis años

Andando ocupado con cosas de mi doctorado, se me fue que había cumplido seis años con mi blog. Este último año en particular fue interesante en mi vida; muchas cosas ocurrieron que ni siquiera dos líneas les dediqué aquí. No sé si sea la edad, pero cada vez menos escribo de mi vida personal; no porque me importe quién pueda enterarse (no me importa), sino sencillamente porque no siento la necesidad de explalyarme en línea. Mi blog en gran medida nació de la necesidad de tener un lugar donde volcar la bola de pendejadas que suelen habitar mi cabeza; esa necesidad se ha visto disminuida con el paso del tiempo.

(Y también estoy yendo al cine muchísimo menos que antes).

Podría relatar muchas cosas, y tal vez debería hacerlo porque siento que mi prosa se está oxidando; de los viajes que planeo este año; de los juegos que juego en mi PS3 y cómo lo he hackeado (y regresado a la normalidad); de las películas en Blu-ray que he comprado; de el estado de mi doctorado y en general de mi vida académica; de qué quiero ser cuando sea grande…

Pero exceptuando el hecho de que una parte de mí siente que no debería descuidar mi placer de redactar, realmente no hay mucho que me haga desear escribir en el blog. Mucho debe tener que ver que, la bola de pendejadas que suelen habitar mi cabeza, ahora tengo alguien a quién contárselas en lugar de escribirlo en el blog. Sería bueno preguntarle a Isabel si de hecho no preferiría ella que las escribiera aquí en lugar de agobiarla con la bola de pendejadas que suelen habitar mi cabeza, pero como no se ha quejado (mucho), no creo que escriba tanto aquí de dicha bola de pendejadas que suelene habitar mi cabeza.

Pero teman no, fieles lectores; en un año habrá elecciones presidenciales, y hay muchas locales muy importantes este año. Va acercándose el momento de que vuelva a escribir de política.

(Y eventualmente lograré convencer a Isabel de que vayamos al cine, así que también escribiré de ello en un futuro [espero] no muy lejano.)