Lo que nos ha costado el poder votar

Dado el lamentable papel que han jugado los partidos políticos durante los últimos años, la irremediable ilegitimidad del “gobierno” (por decirle de alguna manera) de Felipe Calderón (consecuencia directa del fraude electoral de 2006), el cada vez mayor descrédito del Instituto Federal Electoral y las instancias judiciales como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la violencia incontrolable (y por casos como el de Nuevo León, al parecer con el apoyo de las autoridades locales) del narco, y en resumen la profunda crisis económica y política en la que se encuentra el país (consecuencia directa, repito, del fraude de 2006), ha habido varios llamados a que “protestemos” votando en blanco, o anulando nuestras boletas.

Voto nulo, voto blanco, le dicen. Yo sólo pregunto: bueno, ¿tienen mierda en la cabeza los que proponen esto, o qué?

La derecha en el país que se mantuvo ilegalmente en el poder cometiendo fraude hace tres años, y que se negó histéricamente a cualquier salida política que hubiera podido tener el problema al sencillamente consentir en un recuento de los votos, nos tiene en una crisis institucional, política y económica como no habíamos visto en décadas; mucho peor que en 1995 o 1982. Nos están dando casus belli; nos lo vienen dando desde el 2 de julio de 2006. Estos imbéciles nos están acorralando a tomar la opción que muchos no queremos tomar; nos están acorralando a tomar las armas. Se les olvida que la gente de este país siempre ha estado dispuesta a insurreccionarse y a ofrecer su vida al momento en que determina que ya no hay de otra.

Y no nos están dejando de otra; cometiendo fraudes (como el que sin duda se prevé para el 5 de julio, que milagrosamente evitará que el PAN pierda por mucho respecto al PRI), cerrándonos los espacios de participación, y negándonos el poder llegar al poder por la vía pacífica, que es a través de los votos. Lo que acaba de pasar en Iztapalapa es una muestra transparente del asunto; y no nos crean tan pendejos como para empezar a decir que es una “bronca del PRD”. No mamen; sin duda el entreguismo de muchos de los miembros de Nueva Izquierda tiene que ver, pero es un golpe (ilegal además, cometido por la “autoridad legal”) a la gente que permanece fiel al movimiento de resistencia civil pacífica encabezado por el Peje.

Además de lo hijo de la chingada e injusto del asunto (nos están diciendo: “no los vamos a dejar llegar de ninguna formar al poder, y se chingan”), es peligrosísimo; si nos cortan las vías legales y pacíficas para llegar y detentar el poder, ¿qué esperan que hagamos? ¿Que agachemos la cabeza y digamos “ni modo”?

De por sí hay una bola de idiotas en la izquierda mexicana que desde hace años (por ejemplo, en la huelga de la UNAM) vienen clamando por la vía violenta para conseguir los cambios que sin duda alguna la nación necesita. La enorme mayoría de la izquierda los hemos mantenido a raya y apostado por la vía pacífica por una multitud de razones; la primera que creemos que el costo en vidas es inaceptable, y la segunda que desde hace casi treinta años fue el camino que elegimos, sabiendo que iba a ser largo, difícil y tortuoso el proceso de cambiar este país sin necesidad de recurrir a la violencia. Desde que el PCM obtuvo su registro y comenzó a participar en las elecciones hemos apostado por la vía electoral, porque no queremos ver muertes inútiles. Y eso nos ha costado muertos; el PRD tuvo más de 300 muertos nada más en los últimos estertores de los gobiernos priistas. Siempre es la izquierda la que le asesinan más miembros; y en gran medida por haber apostado por la vía electoral.

Si nos cierran la vía electoral (como ocurrió el 2 de julio de 2006, como ha venido ocurriendo antes y después, Iztapalapa el último caso), nos dejan sólo otra vía, y de verdad no queremos tomarla, pero si las cosas siguen descomponiéndose no habrá otra opción. Ya no tendremos cómo poner a raya a los elementos más radicales, y lo que es peor; a los ojos de los jodidos (los que ya no pueden con la crisis económica, los que no ven cómo poder mantener a su familia, los que viven día a día bajo la violencia del narcotráfico), la vía violenta será no sólo la única viable; será una que tenga mucho más sentido que seguir participando en elecciones que no respetan el voto de la gente, o donde no permiten de ninguna manera que los candidatos que quieren implementar un proyecto distinto de nación lleguen al poder.

Todavía dijeran ustedes es un proyecto revolucionario y radical… al contrario, es bien reformista. Es sólo mantener la educación y salud públicas, gratuitas y universales (hoy la SEP, propiedad ahora de la temible Elba Esther Gordillo, pidió a las universidades –sólo las públicas, por supuesto– que recorten gastos “voluntariamente”), mejorar y defender las empresas nacionales relacionadas a energía, y ver por la soberanía nacional. Es básicamente el proyecto que Obama dice tener para los gringos (nada más que nosotros lo venimos peleando desde mucho antes); no me digan que es radical o “imposible”.

Y ni eso quieren dejar que hagamos. Tenemos unos grupos de intereses particulares poderosísimos que tiene agarrados de los huevos al gobierno federal; justo los que defendieron la “limpieza” de las elecciones de 2006, y que se han venido cobrando (y aumentando su poder) desde entonces. Un ejemplo vergonzoso fue el ruin espectáculo que dieron ayer Emilio Azcárraga y Elba Esther Gordillo casi besándose los culos en televisión.

Y justo son en gran medida las televisoras (a través de sus comentaristas pagados) las que están llamando a la soberana pendejada del “voto blanco, voto nulo”. Les aterra (y les pega directamente en sus intereses) las reformas que con grandes dificultades medio consiguieron pasarse en los dos últimos años que les limitan su intervención en los procesos electorales, y saben que si hay un gran abstencionismo, ellas pueden determinar en gran medida qué diputados y diputadas pueden ganar; dándoles tiempo aire gratis bajo la fachada de estar “cubriendo las noticias”. Y luego esos diputados echarían abajo dicha ley. Es una mentira vil que llamen al abstencionismo por su “indignación” del sistema de partidos (que por descompuesto que esté, sigue siendo mucho mejor que el monopolio del poder priista que teníamos antes); es una jugada para tratar de mantener sus privilegios, que la nueva ley de medios acota considerablemente.

Además de que, como siempre, entre menos gente vote más fácil es cometer fraude; por eso en el 2006 lo único que pudieron inventarse fue una diferencia de poco más de 0.5%.

¿Los partidos que tenemos son lamentables? Sin duda alguna; incluido el PRD: de hecho varias cosas que han hecho miembros de ese partido me parecen de las peores de toda la clase política mexicana. Pero por lamentables que sean las opciones que tenemos para el elegir el 5 de julio, seguimos teniendo opciones. Hace sólo veinte años no teníamos opciones realmente; hace sólo quince años pocos creían que las reformas electorales que con sangre, sudor y lágrimas estábamos consiguiendo pudieran servir de algo. Pero miembros heroicos de la izquierda y la derecha ilustrada mexicana (ese panismo que luchaba honestamente porque se abrieran los espacios de participación política, y que no tengo idea dónde se han metido en los últimos años… probablemente sigan avergonzados después del desastre que resultó ser Fox) siguieron luchando y apostando porque los cambios se pudieran realizar por la vía pacífica.

Toda esa lucha, todo ese trabajo es despreciado groseramente por los imbéciles que llaman al “voto blanco, voto nulo”, muchos de los cuales en su vida hicieron algo útil por conseguir un México más democrático. Ahora indignados levantan la nariz y claman que ningún partido merece su impoluto voto, que “protestarán” absteniéndose o anulándolo. Bola de pendejos; me hubiera gustado verlos así de indignados cuando la gente que luchaba por la democracia era asesinada.

¿Va a haber fraude? Posiblemente; lo hubo en el 2006 y el cambio de Ugalde por Leonardo Valdés en el IFE (y la bola de pendejadas que ha hecho desde entonces) ha causado que el Instituto se deslegitimice aún más, así que ni siquiera es que eso les preocupe a estos imbéciles. Eso no justifica que sacrifiquemos nuestro voto; supimos durante décadas que los priistas harían fraude en todas y cada una de las elecciones, pero seguimos participando en ellas porque participando es la única manera de ir cambiando pacíficamente este país. Y estamos por el cambio pacífico.

Calderón (deslegitimado de origen para empezar) no ha hecho una cosa bien desde que empezó a “gobernar”, ya no digamos promesas de campaña como ser el “presidente del empleo” (nada más comparen los índices de desempleo con los de hace tres años). Su “guerra al narcotráfico”, además de que por principio es igual de estúpida que la “guerra contra las drogas” o “guerra contra el terrorismo” de los gringos, está sólo resultando en un narcotráfico cada vez más violento y cada vez más envalentonado porque estos idiotas sólo muestran que no pueden luchar contra el narcotráfico. Menos aún cuando casos como el de Nuevo León muestran que no podrán hacerlo hasta que se limpien los gobiernos locales.

Pero además no les importa limpiar nada; en tal caso harían operativos espectaculares en los estados más golpeados por el narcotráfico, que sin duda alguna son los del norte del país. Pero esos estados son gobernados por panistas, así que ahí sólo meten cada vez más soldados (como si eso alguna vez hubiera servido de algo en algún lugar alguna vez). En cambio hacen un operativo espectacular en Michoacán; no porque ahí esté particularmente grave el narcotráfico, sino porque es un bastión perredista.

Es tan descarado que daría risa, si no fuera porque dan más ganas de llorar.

Si dejamos la vía electoral (que es eso al fin y al cabo lo que significa anular nuestro voto), la única otra vía que va a quedar para cambiar el país es la violenta. Incluso con chingaderas como la que le acaban de hacer a Clara Brugada en Iztapalapa hay formas (revueltas, complejas y hasta medio dementes) de darle la vuelta, sin violar la ley y sin necesidad de abandonar la vía electoral. El Peje propuso el demente plan de votar por el PT para Jefe Delegacional en Iztapalapa, que el candidato (en caso de ganar) renuncie, y que el Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard entonces apunte a Clara Brugada como Jefa Delegacional (cuando un Jefe Delegacional renuncia, el Jefe de Gobierno es quien decide quién llena el puesto).

El plan es complejo, peligroso, con muchas posibilidades de fallo y, puesto sencillamente, demente. También es tal vez el único que permitiría que legalmente Clara Brugada fuera electa Jefa Delegacional sin riesgos de que después quisieran anular la elección. Y también es cierto que tal vez el único lugar donde un plan tan descabellado podría funcionar sería Iztapalapa. Tengo una fe enorme en los habitantes de esta Ciudad; mi fe si es posible es un poquito más grande en aquellos que viven en Iztapalapa.

Y por demente que sea el plan, es uno que se mantiene dentro de la vía electoral, y que es legal y legítimo. Mañosamente legal, pero legal al fin y al cabo. Y por mal que me caiga el Peje es una cosa que siempre le he reconocido; nunca ha apostado por la vía violenta, y siempre que ha podido ha evitado que la gente que lo sigue (muchos de ellos rayando en el fanatismo) sea puesta en peligro de violencia física.

Para acabar, muchos me van a decir “bueno, OK, votamos; no tiramos nuestro voto… pero si los partidos son una mierda, ¿entonces cómo vamos a saber por quién votar?” La respuesta es bien sencilla; averigüen quiénes son los candidatos que les tocan, e investiguen de dónde vienen, qué proponen y cuáles son sus antecedentes. Es nuestra responsabilidad hacer eso. La democracia no es como el futbol; no le “voy” a un partido político como le voy a los Pumas de la UNAM. La democracia no es sólo derechos; son obligaciones. Y la obligación más básica es averiguar a quién carajo le están dando su voto.

Y en gran medida estoy seguro de que en la Ciudad la mayor parte de la gente hace eso. Por eso estoy convencido de que la izquierda seguirá siendo mayoría aquí. A pesar del PRD en muchos casos. Aquí en la Ciudad nos costó muchísimo el tan siquiera poder elegir a nuestros propios gobernantes; algo que ha costado tanto suele apreciarse lo suficiente como para ignorar a los idiotas que llaman a que tiremos nuestro voto, después de todo lo que luchamos para tenerlo en primer lugar.

Rompiendo un poco mis costumbres esta entrada no permitirá comentarios; yo sólo quería dar mi opinión al respecto del “voto blanco, voto nulo”. La opinión de mis lectores no es que no me importe; es que si de verdad quieren dar su opinión, denla donde de verdad importa. En las urnas.