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Madrid

Cuando supe que venía a estar tres meses en Barcelona, me quedó claro de inmediato que tenía que ir a visitar Madrid un fin de semana. Podría centrar todo alrededor de la necesidad de ver el Guernica [1], que ciertamente era muy fuerte; pero también tienen que ver las novelas del Capitán Alatriste (aunque Omar tuvo a bien recordarme que, probablemente, la ciudad habría cambiado algo desde el siglo XVII), El Prado, la Puerta de Alcalá y un montón de cosas que sencillamente tenía que ver. No porque no crea volver aquí a Europa (sin duda alguna volveré), pero un viaje relámpago de menos de 48 horas era posible sin lugar a dudas.

Guernica [2]

Guernica

Originalmente pensaba tomar el tren en la noche de un viernes durmiendo en el viaje, llegar temprano a Madrid, pasear como loco un día, pasar la noche en la estación de autobuses o la de trenes, pasear como loco otro día, y regresar de nuevo a Barcelona durante la noche de un domingo. Suena pesado; pero sé que podía haber hecho eso.

Las Meninas [3]

Las Meninas

Por suerte no fue necesario; mi cuate Eddie de aquí del curso resultó que también quería ir a Madrid, y quedamos de hacer juntos el viaje. Mejor aún; él tiene amigas en la ciudad, y una de ellas fue más que generosa y nos dio alojamiento durante una noche… y dormir en un sofá es como doce millones de veces que pasar la noche en una estación de autobuses. Eso lo sé por experiencia propia.

Las Lanzas [4]

Las Lanzas

Me fui a pasar dos de los días más maravillosos que he tenido en Europa… que de por sí en general son de los más maravillosos que he tenido en mi vida. Las amigas de Eddie son la neta del planeta en bicicleta, y nos estuvieron paseando durante casi dos días por varios lugares de la ciudad. No sólo pude ver el Guernica (y , no pude evitarlo, lloré al verlo); vi Las Meninas [5] y Las Lanzas [6] de Velázquez, y muchas otras obras en El Prado y en el Reina Sofía. Sabía que sencillamente no tenía tiempo de ver todo lo que hay que ver; así que vi lo que más me interesaba, y traté de ver con calma una parte importante de cada museo, pero sin angustiarme de tratar de verlo todo.

Vi la Puerta de Alcalá, la Plaza Mayor, el Rastro, la Puerta del Sol, el Parque del Buen Retiro, la Plaza de Cibeles… y un montón de lugares más, que tal vez después con más tiempo describa, pero de muchos de los cuales seguro subiré las fotos cuando regrese a México. Y además (y creo que de hecho es más importante) lo hice en compañía de gente muy chida.

Pasaron muchas cosas en Madrid; me emborraché hasta el huevo en un bar donde el cantinero era un chileno cagadísimo; comí delicioso en ambos días; tomé vinos maravillosos; conocí gente; visité un montón de lugares de los cuales sólo había oído hablar en mi vida; y un montón de cosas más. Cada una de estas cosas probablemente merezca ser contada con lujo de detalles, pero estoy medio muerto (regresé hace un par de horas) y mañana comienza el segundo curso intensivo, así que sólo platicaré una.

El primer día (domingo) fuimos a comer a un restaurante muy chido, y nada más nos habíamos sentado en nuestra mesa una de las amigas de Eddie colgó su bolso de la misma. Debo especificar que esta encantadora muchacha es novia de un mexicano, y vivió siete meses en la Ciudad de México estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y se ganó para siempre mi corazón porque dijo que amaba a mi Ciudad.

Yo de hecho no lo vi, pero un tipo del restaurante tomó su bolso y se dirigió a la salida; por suerte una mujer que ahí comía sí lo vio y le tocó el hombro a mi amiga y le dijo que la estaban robando. En ese momento no lo sabía, pero dentro de su bolso iban sus credenciales, dinero, llaves; su vida entera, y ella lanzó una expresión que yo sólo pude calificar como mexicana: “ay, no”.

En ese momento me di la vuelta y grité “¡hey!”, y el tipo se lanzó a la carrera. Lo que siguió después es justo lo que no deben de hacer en este tipo de situaciones: me puse de pie y salí corriendo del restaurante gritando a todo pulmón que detuvieran al ladrón mientras lo perseguía.

En ningún momento me cruzó por la cabeza que (posiblemente) pudiera romperme la madre, que pudiera guiarme a un callejón u otro lugar donde hubiera amigos suyos que, además de romperme la madre, me robaran a mí mi pasaporte, dinero y papeles, o todo el tipo de escenarios que alguien como yo que ha vivido toda su vida en una Ciudad grande como la de México debería saberse de memoria si trata de sobrevivir en las calles. Yo sólo tenía el “ay no” de mi amiga en la cabeza, y la clara visión de que no debía dejar escapar al tipo.

Entonces ahí me tienen corriendo por las calles de Madrid a las tres de la tarde, persiguiendo a un ladrón y gritando a todo pulmón que lo detuvieran, mientras en general todo mundo se quedaba pasmado sin saber qué hacer.

Por suerte he estado haciendo ejercicio, incluyendo correr, así que fui acortando la distancia que me separaba del ladronzuelo, y yo creo que él se dio cuenta de que si seguían así las cosas no sólo lo iba a alcanzar; sino que probablemente lo hubiera tacleado cuando lo hiciera. Así que se detuvo y se dio la media vuelta.

Otra cosa que debo mencionar: yo no tenía ni puta idea de qué se había robado; sólo oí que el tipo había agarrado algo, y yo creí que le había robado la chaqueta a mi amiga. Cuando el tipo se dio la media vuelta comenzó a reclamarme a mí que él no había hecho nada, agitando su saco, que llevaba en la mano. El saco era obviamente de hombre, y además también estaba obviamente vacío (de hecho alcancé a tantearle los bolsillos). El tipo obviamente había hecho algo, porque nadie inocente se lanza a la carrera así en esas circunstancias, pero lo que yo supuse era que había tirado lo que se hubiera robado en algún momento mientras trataba de huir de mí.

En ese momento otro español se acercó corriendo, para hacerme el paro; el único que alcanzó a reaccionar a tiempo para hacerlo, pero yo ya estaba comenzando a darme cuenta de que no había mucho que pudiera hacer. Si hubiera atacado al ladrón (que además, repito, sinceramente no creo que yo tenga posibilidades de madrear a nadie, a menos que sea inválido o veinte años menor que yo), a lo mejor yo me metía en broncas: particularmente si no había ninguna evidencia de que hubiera hecho algo.

Así que dejé que se fuera (nos gritamos un par de cosas, pero creo que él estaba también bastante asustado de mí; por suerte no notó que probablemente yo estaba todavía más asustado que él), y regresé caminando al restaurante. Durante el trayecto varios madrileños me preguntaron si lo había agarrado; les dije que sí porque, bueno, técnicamente sí lo había hecho.

Al llegar al restaurante todo mundo estaba de pie, y mi amiga sonriente me mostró su bolso; el ladrón lo había soltado en el momento en que me levanté para perseguirlo. Nunca me di cuenta.

Después estuvimos riéndonos del asunto; pero creo que sí hice una soberana estupidez. Uno nunca sabe en este tipo de circunstancias, y en una de esas el tipo podría haber estado armado, o loco. O armado y loco.

Pero al final todo salió bien; nadie salió herido, mi amiga recuperó su bolso, y ciertamente me quedé con una muy buena historia (entre muchas varias) para contar de mi viaje a Madrid. Regresé hoy rendido, pero muy satisfecho de uno de los viajes más divertidos, interesantes, y (de forma medio involuntaria) emocionantes que he tenido.

Madrid es una ciudad maravillosa, y tengo que volver a ella un día. Con ladrones de bolsos o sin ellos.

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5 Comments To "Madrid"

#1 Comment By Danilo On febrero 17, 2009 @ 2:52 PM

Me encanta leer tu blog por el simple hecho de encontrar detalles, lugares y gentes, que en algún sueño me gustaría encontrar algún día, de la forma en que ves las situaciones y en la forma en que las vives. Creo que aca estamos necesitados de eso, o por lo menos yo, tengo 26 años y paresco un viejo, y sin las posibilidades remotas de encontrar Pinar del Río. Me alegra conocer y que conoscan, yo la primera vez que fuí a Ciudad de la Habana aquí en Cuba, corrí al Museo Nacional de Arte, y me quede impresionado con las calles, las plazas, los museos, la gente y todo en general. Así que por lo tanto creo entender un tantito lo que dices y expresas, aunque de un país a otro cambian hasta las culturas, y ahí es donde se funden nuestros más lindos sueños e impresiones, sigue disfrutando, que ahí estarán tus memorias cuando ya no tengas fuerzas, solo para narrar lo que un día como el domingo sucedio, bueno espero seguir leyendo anecdotas y caracterizaciones, o simplemente lo que piensas de las cosas. Danilo.

#2 Comment By Luna On febrero 18, 2009 @ 6:29 PM

No inventes que adrenalina, ahora que si lo ves por el lado del ejercicio, con esa carrera que te aventaste cubriste tu dosis del día. Por cierto Canek tu que andas por allá, que has escuchado de un chico mexicano Alejandro Ordaz Moreno? Saludos.

#3 Comment By Canek On febrero 18, 2009 @ 7:07 PM

> …que has escuchado de un chico mexicano Alejandro Ordaz Moreno?

Probablemente lo mismo que tú; no he estudiado mucho el caso.

#4 Comment By Carlos On febrero 18, 2009 @ 10:01 PM

Me emociona saberte tan entusiasmado con la vida académica y esos escapes … Toma un viernes el tren en Barcelona y amanece en París. Llévate a la del bolso o a cualquier otra. deberías estar así de “vivo” en el Louvre y respirando cursilería en el Sena. Píerdete en los quartiers. Vuelve el lunes en la madrugada. Sí, será mortal, pero no te pierdas Europa mientras estés ahí… ya dormirás en los prados de C.U. ¡Un abrazo, hermano!

#5 Comment By Canek On febrero 19, 2009 @ 1:18 AM

De hecho voy a Londres y a París, cuatro días en cada ciudad, cuando acabe el curso.