Juguetes para adultos

Esta entrada es algo más larga que las últimas que he escrito, en gran medida para celebrar que ya acabé de escribir los últimos exámenes de mis alumnos en este semestre.

Ahora que mi hermano me hizo el favor de darme el mejor regalo que me han dado en años (un PlayStation 3), tomé unas cuantas horas los fines de semana pasados investigando qué juegos me podrían gustar y yendo a comprarlos. También hizo que volviera a ponerme en contacto con la banda que trafica, legal e ilegalmente, aquí en México.

La historia conmigo y consolas de videojuegos es no muy larga, y no es muy feliz. Mi hermano y yo tuvimos un Atari 2600 con como 40 juegos precargados ya tarde en nuestras vidas; yo ya estaba en secundaria, así que estamos hablando de 1990, para motivos prácticos. La razón es muy sencilla; mis papás no tenían dinero para andar gastándolo en pendejadas como videojuegos.

Por esa época (además de estar sufriendo horrores la secundaria), yo me hice medianamente bueno jugando Super Mario Bros. en las maquinitas cerca del mercado que había en nuestra casa. Podía recorrer los primeros cuatro mundos, pero siempre me perdía en el castillo del cuarto, porque nunca investigué cómo salir del laberinto (no había internet). Y se jugaba con monedas, por si es necesario que le recuerde a alguien.

Cuando un día entré a Aurrerá (¿se acuerdan de Aurrerá?), y vi que vendían el Nintendo con Super Mario Bros. incluido, yo me obsesioné con la idea de que mis papás me lo compraran. Mis padres sencillamente no podían; no había lana para eso, y había prioridades más importantes, como comer o tener zapatos que no tuvieran agujeros. Y encima de todo, yo tuve la gracia de que en esa época fue cuando más decepcioné a mis papás con la única responsabilidad que me daban: ir a la escuela. Así que, además de que no podían comprarme el NES, de hecho yo no me lo merecía.

Podría ponerme a rememorar más esa época, que sigue siendo la única de mi niñez-juventud que recuerdo con odio, pero no se me da la gana. Sólo diré que, ya pasado algo de tiempo, y yo ya saliendo bien en la escuela, conseguí que mis papás me compraran (mucho más barato que el Nintendo, y estoy 97.3% seguro que importado ilegalmente) el Famicom Family.

Para todos los que hayan tenido la paciencia de investigar al respecto, el Nintendo y el Famicom son exactamente lo mismo en lo que se refiere a circuitos; pero el Famicom era mucho más chafa el acabado (el plástico era más corriente, y se veía más feo), y los cartuchos no eran directamente compatibles, pero había adaptadores para poner cartuchos de Famicom en Nintendo y viceversa.

Super Mario Bros. 3

Super Mario Bros. 3

Ahí jugué hasta la ignominia Super Mario Bros. 3. En japonés (salían los juegos mucho más baratos para Famicom que para Nintendo; probablemente porque eran importados ilegalmente). Así que nunca supe qué le decía la princesa a Mario cada vez que la rescataba, porque salía en japonés, hasta que conseguí un buen emulador de Nintendo para la PC.

De hecho, no tengo ni puta idea de dónde acabó el Famicom. Según yo servía, pero no sé a dónde fue a parar. Sería interesante volverlo a jugar, supongo.

Para ese entonces las computadoras ya me habían interesado mucho más, y jugaba más Prince of Persia que cualquier cosa en el NES, así que lo abandoné. Y de hecho en el CCH también medio abandoné la compu; ahí me dediqué a ser adolescente, a aprender a tocar la guitarra, y a enamorarme estúpidamente de muchachas que no me hacían caso, y que me iba peor cuando me hacían caso.

Ya de ahí pa’l real las consolas perdieron cualquier atractivo para mí; la computadora me parecía muchísimo más poderosa (y en esa época de hecho así era), y el último cambio en mí fue cuando también dejé de jugar juegos de computadora en la PC, y comencé a usarla para “jugar” programando, o administrándola, o viendo en general qué podía hacer con ella. Por eso es que, desde hace ya mucho, yo digo que yo no soy un “gamer”.

Cuando el compañero de piso de mi cuate Juan José se consiguió un X-Box, me impresionó la evolución que habían tenido las consolas; pero las dos o tres veces que de hecho jugué me aburrí rápidamente. Me interesaba más como potencial media center, pero incluso como eso terminé llegando a la conclusión de que sería más divertido armar uno yo solo.

Así que cuando mi hermano me regaló el PS3, yo estaba literalmente fuera de contacto con cualquier cosa que tuviera que ver con consolas, excepto generalidades básicas y unas cuantas sesiones de juego en el Wii de un cuate. Por ejemplo, estoy convencido de que, para juegos, las consolas de ahora (y en especial el PS3) son mucho más poderosas que una PC normal.

Y entonces volví a meterme en el mundillo de los videojuegos en México. Y lo que realmente quería comentar en esta entrada, es que tengo la ligera impresión de que los usuarios y compradores de juegos para estas consolas son exactamente los mismos de hace veinte años. Y creo que es lo mismo en todo el mundo.

Cuando yo quería un Nintendo, el Nintendo era algo que los papás le compraban a sus hijos, que tendían a ser niños o preadolescentes. El SuperNintendo creo que fue una consola para adolescentes. Después la verdad ya no vi la evolución; pero me parece que en particular el PlayStation 3 se lo compran adultos para ellos mismos, y son los principales consumidores de juegos. Es un juguete para adultos.

Ciertamente creo que cualquier papá consideraría seriamente comprarle a su hijo de entre 10 y 16 años un PlayStation 3. Si tiene menos de 12 años, un Wii me parece perfecto. Si tiene menos de 16 un X-Box 360 está caro, pero creo que se puede justificar. ¿Pero un PlayStation 3? Es carísimo (más aquí en México), y además si uno se pone revisar el catálogo de juegos, los mejores y más vendidos son juegos que ciertamente no están pensados para niños, y yo incluso pondría en duda que para adolescentes.

Por supuesto todo esto son impresiones mías sin ningún tipo de justificación con datos duros; es sólo mi experiencia empírica. Pero cuando compré GTA:IV, y Rock Band, aunque en las tiendas de videojuegos que visité había un chingo de niños, los únicos que compraban juegos eran chavos de mi edad o algo más jóvenes, que si tienen hijos tendrían como cinco o seis años en general, y además los emocionados eran ellos mismos, lo que creo que implica que se compraban los juegos para sí mismos.

Así que después de pasar casi veinte años desde mis primeras interacciones con consolas, resulta que el mercado para las consolas modernas vuelvo a ser yo. Eso es interesante, por decir lo menos.

Lo que sí es que por divertidos que sean GTA:IV y Rock Band, y lo impresionante de sus gráficas, me da nostalgia jugar Super Mario Bros. 3. Me parece que puedo instalarle Linux al PS3, y entonces es sencillamente compilarle algún emulador para Nintendo (o SuperNintendo); pero me da frío: es un regalo muy caro como para arriesgarme a hacerlo ladrillo. Voy a investigarlo, sin embargo; si me parece se puede hacer de forma suficientemente segura, igual y me animo.

Mientras tanto es divertido pensar que, al parecer, la gente que juega los mismos juegos que yo tiene la misma edad o tan solo unos cuantos años menos que yo.

2 comentarios sobre “Juguetes para adultos

  1. Leyendo tu post recordé las historias de infancia que me cuenta mi esposo.
    La siguiente semana cumple 31 años y toda su vida ha sido un videojugador de consola y se emociona con los juegos viejos y nuevos. Además de que alguna vez, muy orgullosamente, me mostró su Atari, Nintendo y Supernintendo con su colección de juegos, además de otras consolas más recientes. Ya me ha convertido en una videojugadora muy pero muy casual :-P Sigo pensando que lo hizo para que no le quitara su “vicio”, estoy de acuerdo en que se divierta mientras a me siga regalando un libro de vez en cuando.

    Estoy de acuerdo contigo al decir que el PS3 es una consola excesivamente cara como para comprarsela a un adolescente. No tenemos hijos pero a veces nos ponemos a pensar qué haremos cuando le pidan a los “Reyes Magos” la consola del momento y esperamos que no les gusten los videojuegos como a su padre y pidan libros como su madre… claro que al final no es más que una vana esperanza.

    Saludos.

  2. Que buena onda de tu hermano… “tener un hermano así o ser un hermano así”…yo tuve también NES como a los 10 u 11 años por suerte o casualidad de un viaje de mi mamá a E.U., digamos que la propiedad física era mía aunque en cuestión de uso fue compartida con toooodos mis hermanos mayores, después de eso salieron varias versiones y ya nunca actualicé (puerco dinero), de ahí dí un brinco como de 12 años a la consola PS de mi novio, después llegó el PS2 y luego el x-box (lo cual me convino porque tengo en comodato el PS2), en fin te platico que existe un respaldo de un juego (me choca llamarle pirata), que contiene 250 o + juegos del NES, que puedes jugar en tu consola de PS2 lo cual es fantástico porque te puedes echar en una tarde completa todas tus remembranzas infantiles, no sé si ya has desbloqueado tu consola para que pueda leer respaldos, pero si lo consigues te va a encantar.

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