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El “mall” de la salud

Hoy como a las 7:00 de la mañana, sintiéndome realmente mal (me dormí a las 4:00 AM), el teléfono sonó. Platico luego por qué pudo por fin sonar el teléfono y por qué me dormí a las 4:00 AM.

Era mi tía Carmen; le pasé el teléfono inalámbrico a mi mamá, que me platicó que se había caído el día anterior y se sentía mal. No le pregunté mucho más, porque realmente me sentía muy madreado, y me fui a dormir de nuevo. A las 11:00 AM me pidió que la llevara a Médica Sur.

Mi teoría es que andaba bailando la del zsa zsa zsá (había ido a una boda), y en una vuelta medio violenta se pegó. Ella dice que una camioneta patinó una llanta sobre una rampita de metal, y que ésta le pegó en el dedo gordo del pie derecho. Como sea, se sentía muy mal, así que fuimos al hospital.

No tiene nada grave; sólo un coágulo debajo de la uña. Yo sabía que probablemente no era nada grave; pero mi madre se angustia fácilmente con cosas de la salud. Lo que es medio simpático, porque está en muy buen estado de salud y muy bien conservada. De verdad no parece ser de 55 años, que cumple en abril.

Como sea fuimos a Médica Sur, que es el hospital privado donde desde hace años mi mamá va, porque la UAM tiene un convenio con ellos y el seguro.

Odio ese lugar.

Cuando era pequeño, me partía la cabeza con una regularidad casi crónica. Me llevaban al López Mateos, un hospital del ISSSTE. Generalmente había que hacer cola, y generalmente había mucha gente. Pero el servicio era bueno; la gente se sentía en confianza de que ahí resolverían sus problemas de salud. O que el intento se haría.

Después de veinte años de darle constantemente en la madre al sistema de salud pública en el país, la gente no puede ya confiar así en los hospitales públicos. Luego amputan [1] las piernas sanas en lugar de las que están mal. Instituciones públicas como la UAM, se ven forzadas a tener que hacer convenios con instituciones privadas de salud para que ellas se encarguen de atender a sus empleados, porque realmente ya no se puede contar con los hospitales públicos.

A mí no me queda la menor duda de que los mejores doctores y especialistas de este país están en las instituciones públicas. Ellas son las que hacen investigación al fin y al cabo. Pero el servicio cotidiano ha ido deteriorándose con el tiempo. Aún sigue siendo usado por la gente; principalmente porque muchos no tienen de otra. Pero no tendría que ser así.

La educación y la salud de la gente no son “productos”. Uno no elige universidad u hospital como elige shampoo y pasta de dientes. El Estado debe garantizar que todos y cada uno de sus ciudadanos tenga garantizado el acceso a todos los servicios de salud y de educación; a todos los niveles. Incluida la educación superior, incluido el posgrado.

Detesto a la gente que cree que por pagar por algo, ese algo es inmediatamente mejor. Conozco muchísima gente del Tecnológico de Monterrey (campus Monterrey) que son unos completos inútiles. Al menos en mi área, Computación, que se supone es de las áreas fuertes del Tec.

La UNAM es pública, y hay estudios internacionales [2] que confirman que es la mejor universidad (pública o privada) de América Latina. La UNAM realiza el 50% de la investigación científica de México, y con la cuarta parte del dinero que tienen otras instituciones.

Ciertamente en este momento los servicios públicos de salud dejan que desear; principalmente en lo que se refiere a trato al paciente y cosas como hacer colas y trámites. Porque investigación de salud se hace principalmente en instituciones públicas. Pero la bronca de servicios es una respuesta obvia a la falta de atención (y de recursos) que los últimos gobiernos federales han prestado.

Estos imbéciles quieren tratar a los sistemas de salud y educación como si fueran negocios. Que la gente tenga que pagar por estar sana. Por recibir educación superior. Yo sencillamente no puedo entender la lógica de ese enfoque. Digo; claro que lo entiendo desde el punto de vista de los mercaderes de la salud, como los de Médica Sur. Ellos encantados haciendo negocios con el sufrir de la gente.

Pero no puedo creer que alguien diga que privatizar la educación y los servicios de salud es lo que le conviene a la gente. Y no empecemos con la mismas ideas respecto a privatizar PEMEX o la CFE.

Aquí no sólo habla mi ideología y mi formación de izquierda. Se me hace un asunto de mínimo sentido común y responsabilidades sociales. De verdad creo que es lo mejor para todos. Excepto los dueños de hospitales y universidades privados, por supuesto.

No puedo creer que haya gente que en serio crea que una corporación va velar más por sus intereses que un gobierno que se supone elegimos entre todos.

Médica Sur no parece un hospital; parece un mall. Pisos de mármol, tiendas, cajeros automáticos, valet parking. Me da asco. Me molesta que mi madre tenga que ir ahí porque si le hacen radiografías en el López Mateos se las tendrían listas en dos semanas.

Parece que más y más gobiernos de izquierda se están formando en toda América Latina. Espero que pronto eso ocurra en México; los gobiernos e los últimos 22 años han sido terribles para todos los servicios públicos.

Excepto el SAT [3]. Para cobrar dinero sí son eficientes esos pinches panistas.