A finales de octubre del año pasado, me aventé Five Nights at Freddy’s [1]. No sólo había oído que estaba bien; consideré un poco que estaba obligado a verla en mi papel de gamer.
Se aplican las de siempre.
Tengo que hacer una confesión: nunca jugué FNaF ni ninguna de sus secuelas. Paradójicamente tengo varias entradas de la serie tanto en mi cuenta de PlayStation como en mi cuenta de Steam; sólo no me he puesto a jugarlos.
Sin embargo, obviamente conozco de qué van los juegos: nadie jamás ha sostenido que tengan una narrativa particularmente complicada.
Disfruté enormemente la película: he sido fan de Josh Hutcherson básicamente desde Zathura y aquí la hace muy bien del traumado perdedor que se vuelve el guardia nocturno en Freddy’s; como casi todo el mundo soy fan de Matthew Lillard, que en esta película es deliciosamente perturbador como el villano; Elizabeth Lail está muy chula y yo espero aparezca en la secuela (termina en el hospital su personaje); y Piper Rubio no es execrable como actriz infantil, lo que se agradece.
Es una entretenida y (me atrevo a afirmar) buena película cómica de suspenso, que no es lo mismo que terror. No tengo idea de qué tan cercana o lejana sea con las mitologías establecidas en los videojuegos (repito, no los he jugado), pero la historia es relativamente original y las acciones de los personajes de hecho tienen sentido en el contexto narrativo.
Me gustó mucho, y me alegró oír que a la audiencia le había gustado bastante y que había ganado suficiente dinero como para justificar una secuela (a la crítica no le gustó tanto, ¿pero qué saben ellos?)
Yo la recomiendo; no es revolucionaria ni nada por el estilo, pero está entretenida y la historia es medianamente interesante.
