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Street Fighter IV

Mi siguiente platino, y uno de los que más orgulloso estoy, fue el de Street Fighter IV [1].

Street Fighter IV [2]

Street Fighter IV

En secundaria comencé a ir a “maquinitas” (como les llamábamos) junto con mis amigos de la escuela. En esas maquinitas Street Fighter II era mucho de lo que jugábamos, si no me falla la memoria la versión original para gabinetes, The World Warrior; SF:II es famoso por tener unas catorce millones de versiones distintas, siendo una de las más famosas (probablemente) The New Challengers, donde además de poder jugar con Balrog, Vega, Sagat y M. Bison, se agregaban el paisano T. Hawk, Fei Long, Dee Jay y (fundamental, para mi fácilmente excitable mente de adolescente) Cammy.

Han pasado más de treinta años de esas épocas, y puedo decir sin duda alguna que desde ese entonces adoro los juegos de peleas, incluyendo ver a otras personas jugarlos (como muchas veces hice en secundaria).

Esto es medio triste, porque aunque soy un gamer más o menos competente, la excepción sin duda alguna está en los videojuegos de peleas: apesto con la intensidad de mil soles en los mismos.

No sé exactamente cuál sea el problema, pero no se necesita ser un genio para determinar que la gente que es buena en juegos de peleas lo más común es que juegue ese tipo de juegos casi exclusivamente. No ayuda que es de las categorías de juego que domina la formación de videojugadores competitivos.

Detesto jugar videojuegos en línea, porque justamente juego videojuegos para no tener que lidiar con otros seres humanos; y los videojuegos de pelea (en este siglo) están diseñados para ser jugados en línea.

También debo admitir que mi obsesión con trofeos no ha ayudado: los videojuegos de peleas es muy común que obtener el platino de los mismos sea bastante difícil, y por lo tanto yo solía evitarlos.

Cuando regresé a jugar hace un par de años, uno de mis objetivos fue entrarle a videojuegos de peleas, y entonces comencé Street Fighter IV, que lo tenía para el PlayStation 3 desde hacía más de una década, si mal no recuerdo.

No tienen idea de cómo disfruté este juego; resulta que Street Fighter III fue un experimento donde cambiaron a casi todos los peleadores, excepto por Ryu y Ken, y el resultado fue que pasó sin mucha pena ni gloria (no recuerdo haber visto un gabinete con el mismo en mi vida, por ejemplo). Para Street Fighter IV, Capcom regresó a la lista de peleadores original, expandiéndola.

Entonces fue como regresar al videojuego de mi adolescencia, en muchos casos con casi exactamente los mismos movimientos, porque a partir de SF:IV así se ha comportado la franquicia: agregando peleadores y movimientos, pero respetando el legado ya existente.

Siendo mamón como soy, jugué el juego en japonés con subtítulos en inglés, y me entretuve como enano con la delirante historia que además de todo es contada en un animé que tiene estilo de los noventas, a pesar de que el juego es de 2008 originalmente.

Me llevó seis meses obtener el platino de SF:IV, concentrándome mucho al inicio en sacar todos los trofeos en línea, porque uno nunca sabe cuándo van a detener en definitiva los servidores. Como tengo dos PlayStations 3 y además ya muy poca gente juega el modo en línea, saqué esos trofeos con relativa facilidad, si bien lentamente. Incluyendo los trofeos jugando ranking matchs, peleas donde los servidores eligen a los jugadores de manera aleatoria pero tratando de que a cada jugador le corresponda un contrincante con más o menos el mismo nivel (ranking) de habilidad: como ya casi nadie juega, sencillamente ponía a mis dos PlayStations 3 con cuentas distintas a buscar una pelea al mismo tiempo, y normalmente se encontraban mutuamente.

Las veces que sí me tocó otro jugador, creo que no gané ni una sola vez. Por suerte ocurrió en pocos casos.

Luego me centré en el modo arcade, donde uno debe jugar la “historia” del juego con cada uno de los personajes en la dificultad media, lo cual fue medianamente difícil, sorprendentemente. Hay que jugar el modo arcade en la dificultad más perra con un personaje, pero eso de hecho fue relativamente sencillo, porque resulta que el Double Lariat de Zangief está terriblemente mal balanceado y es para motivos prácticos invencible con casi todos los otros peleadores controlados por la computadora, excepto por Cammy, que uno tiene que aprender a ganarle nada más a ella.

Nunca había prestado mucha atención a la historia de Street Fighter; recuerdo que de adolescente sí noté el final de Ken (que regresa con su mujer después de derrotar a M. Bison); el de Blanka (que se reúne con su madre); y el de Zangief (porque se pone a bailar como cosaco con Gorbachev). También, por supuesto, vi la película con JCVD, Kylie Minogue y un espectacular Raúl Julia masticando el escenario como M. Bison; pero me parece que no tiene mucho qué ver con el canon del videojuego, realmente.

Después de ver la historia al terminar el modo arcade con todos los personajes en SF:IV, repito mi estimación de que es demencial, lo cual por supuesto no le quita lo fabulosa. Ver la versión con mis personajes favoritos estuvo padre; pero también la de algunos personajes nuevos (para mí), como El Fuerte, que a pesar de su indudablemente racista representación de un luchador de lucha libre mexicano, a mí me encantó. Sin embargo, el nuevo personaje que más me gustó fue Sakura; yo la verdad apenas estaba consciente de su existencia (Street Fighter Alpha 2, que es donde apareció, ocurrió mucho después de esas sesiones con mis cuates de secundaria), pero sí era medio obvio que una versión femenina de Ryu (o algo que se le asemeja) a mí me gustaría.

Por último están los retos (challenges), que son muchos, pero no terriblemente difíciles porque hay guías donde explican casi con pelos y señales exactamente qué hacer, además de que se puede usar a Zangief para pasar fácilmente muchos de ellos.

En particular, las pruebas (trials) consisten en armar combos relativamente complicados; pero al igual que en Dead or Alive 5: Last Round, pude programarlas para efectuarlas de manera perfecta usando la misma idea que usé para Rock Band y Guitar Hero, entonces sólo me llevó tiempo el poder hacerlas. El video que ligo arriba muestra justamente eso, cómo ejecuto el combo más cabrón de Seth (el villano de la historia), y de hecho lo hago dos veces, porque sin querer le piqué a que volviera a hacer el reto cuando saqué el trofeo.

Me encantó SF:IV, es de mis platinos favoritos del PS3; me hizo sentir nostalgia de mi adolescencia y disfruté como enano la ligeramente demencial historia del juego. Pude volver a hacer (mal) los movimientos que hacían los peleadores hace treinta años en SF:II y volví a conectarme con mi crush de la adolescencia, Cammy, que uno de los títulos que se ganan para ella en los retos es “Buns Out!”

Buns Out! [3]

Buns Out!

Buns out indeed, Cammy. Buns out indeed.

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