Poco después de Nagatoro (o concurrentemente; ya no sé a estas alturas), el siguiente animé que vi fue Hige wo Soru Soshite Joshikousei wo Hirou, que en inglés tiene el título ridículamente largo After Being Rejected, I Shaved and Took in a High School Runaway; pero que todo mundo mejor le dice Higehiro.
(Voy a contar tooooooda la historia, así que si les interesa les recomiendo que la vean antes de leer mi reseña; y definitivamente les recomiendo que la vean).
Yoshida es un joven y relativamente atractivo oficinista que un día se arma de coraje e invita a salir a su jefa, la muy hermosa y ridículamente chichona Gotou. Después de confesarle cómo se siente, su chichona jefa lo manda al carajo, ante lo cual Yoshida decide emborracharse, lo que es entendible.
Encaminándose a su casa propiamente borracho, Yoshida se topa en una calle cercana a su casa con una muy linda adolescente en uniforme escolar, que le pide que le deje pasar la noche con él. Demasiado borracho para ponderar el asunto, Yoshida acepta: cuando llegan a la casa de él, Yoshida se queda inmediatamente dormido.
Al otro día la muchacha, que se llama Ogiwara, le ofrece sexo, que Yoshida rechaza tajantemente por dos razones: una, es un ser humano fundamentalmente decente (si bien a veces medio güey); y dos, a él le gustan las mujeres mayores y ridículamente chichonas, que es la razón por la cual quería andar con su jefa. En círculos aculturados, se le suele denominar como que le gustan las oneesans, y que entonces es más parcial a los ara aras [2] que a los doki dokis [3].
Ogiwara le explica a Yoshida que se escapó de su casa y que eventualmente comenzó a prostituirse básicamente por habitación y comida, hasta que invariablemente el sugar daddy en turno se hartaba de ella y la corría. Yoshida se apiada de la muchacha y le ofrece que se quede, sin que tenga que acostarse con él, lo cual extraña muchísimo a Ogiwara.
La muchacha comienza a hacerse cargo de las labores del diminuto departamento de Yoshida, y constantemente le ofrece que tengan sexo, que él siempre rechaza.
Arriba digo que Yoshida es un ser humano fundamentalmente decente (lo que sostengo) si bien a veces medio güey (lo cual también sostengo): nadie, jamás, bajo ninguna circunstancia debería hacer lo que Yoshida hace. Por buenas intenciones que se puedan tener (que a ver quién se las cree), que un hombre adulto le dé “asilo” a una adolescente menor de edad es pie para que lo metan a la cárcel por años. Justificadamente.
Pero esto es ficción y es discutible que raya en un cuento de hadas, entonces vamos a continuar bajo ese contexto: es una historia ficticia con personajes que no existen y que es una versión modernizada de lo que denominamos cuentos de hadas.
Eventualmente Ogiwara le cuenta toda su historia a Yoshida: no voy a repetirla, porque me parece de las mejores partes de la serie, pero la niña es en los hechos una niña rica, y la razón por la que escapa está bien justificada; no es nada más un capricho.
Después de un tiempo el hermano de Ogiwara contacta a Yoshida y entre los dos básicamente negocian una reunión entre la muchacha y su madre, donde después de una muy tensa e incómoda conversación consiguen que la mamá y la hija lleguen a un compromiso que le permita a Ogiwara volver a casa.
Yoshida pasa la noche en la mansión de la mamá de Ogiwara, y bajo la cubierta de la oscuridad la muchacha se mete en la cama con él y le pide, una última vez, que tengan sexo (como hizo múltiples veces cuando vivían juntos).
Para este punto en la historia, es discutible que Yoshida no sólo hizo lo correcto, sino que fue mucho más allá de lo que le correspondía para ayudar, de forma altruista, a Ogiwara. La muchacha está sana y salva en casa de su mamá; su deber (si acaso tenía alguno) está cumplido; y Ogiwara está a unos pocos meses de cumplir 18 años. Existe un escenario donde se podría argumentar que el que tuvieran sexo (a petición de ella) no sólo estaba justificado, sino que incluso era lo “correcto”.
Y yo me dije a mí mismo: “mí mismo, si esté cabrón se acuesta con la muchacha, voy a quemar las calles”.
Yo, por la naturaleza de mi trabajo, todos los años convivo con muchachas casi siempre adultas, pero extremadamente jóvenes y dónde además existe una dinámica de poder completamente desequilibrada: soy su profesor. Bajo ninguna circunstancia, de ninguna manera se podría justificar que yo aceptara el avance de ninguna de ellas: es una línea que sencillamente no sólo no quiero cruzar yo, sino que no quiero ver que la crucen personajes ficticios en historias ídem que pasen por situaciones similares.
(Por ¿suerte?, la verdad creo que hoy en día ya no le gusto nunca a mis alumnas, porque me agrade o no la idea ya estoy lejos de mis años de “joven profesor”).
Entonces yo estaba literalmente conteniendo el aliento esperando a ver qué respondía Yoshida; y no podría haber estado más contento cuando el oficinista la manda mucho al carajo. Todavía al otro día en el aeropuerto, al despedirse, la muchacha le pide que por favor la espere a que cumpla 18 años, y Yoshida de nuevo la manda al carajo, recordándole que a él lo que le gustan son las mujeres mayores y ridículamente chichonas.
Pero ya que está solo, Yoshida no puede evitar a echarse a llorar. Porque por supuesto que se enamoró de Ogiwara; la muchacha no sólo es lindísima (incluyendo estar chichona, aunque no ridículamente, como Gotou), sino que es adorable y en muchos aspectos admirable. Uno no puede controlar lo que siente; el corazón quiere lo que el corazón quiere: pero sí podemos controlar qué acciones llevamos a cabo a partir o a pesar de nuestros sentimientos.
Y la única acción humanamente decente era rechazar a Ogiwara, por más enamorado que pudiera estar Yoshida de ella.
La serie termina brincando a unos meses más adelante, con Yoshida regresando a su departamento de noche, y descubriendo a Ogiwara esperándolo en el mismo lugar donde la encontró por primera vez, con la única diferencia de que no lleva un uniforme escolar sino un lindo vestido.
Y que ya tiene 18 años.
Me encantó Higehiro; es asquerosamente romántica, apropiadamente dramática, deliciosamente arrecha y en muchas ocasiones honestamente muy divertida. Pero me gustó principalmente porque Yoshida, por güey que pueda llegar a ser, sinceramente intenta hacer lo correcto en las situaciones idiotas en las que se mete sin deberla ni temerla.
La seria está en Crunchyroll [4], si les interesa; y yo sin duda alguna la recomiendo.
