En la pandemia me chuté Gleipnir [1].
Esta serie es otra de las que no son como las que normalmente veo. Es una combinación de terror (especialmente terror corporal), acción y misterio. Ténicamente, si entrecierran los ojos, podría parecer que hay un romance entre Shuichi y Kurea; pero creo que es tan lejano realmente (y medio imposible dentro de las circunstancias en las que se encuentran), que igual y nada más soy yo esperando algo alegre dentro de todas las desgracias que ocurren.
No voy a resumir al historia, porque púdranse; pero Shuichi se convierte en una botarga con forma de perro antropomorfo y una pistolota; con un cierre en la espina dorsal que se abre para revelar un interior que básicamente es una vagina gigante, donde hermosas muchachas se pueden meter y tomar control de la botarga. Kurea suele ser la “piloto”, y suele entrar en Shuichi en traje de baño o ropa interior, porque la analogía a una vagina no es gratuita: es muy húmedo ahí dentro y no quiere ensuciarse la ropa.
El dúo combate otros usuarios de poderes igual o más extraños; por qué combaten y qué los lleva a unirse para hacerlo en equipo es parte de la ridícula y enredada historia, que involucra extraterrestres, monedas mágicas (que son extraterrestres) y una máquina extraterrestre expendidora de refrescos extraterrestres que otorga poderes. Poderes extraterrestres.
No tiene mucho sentido; pero es muy entretenida la relación entre Shuichi y Kurea; y la acción es espectacular con grados inverosímiles de violencia. No tengo idea de para dónde vaya la historia; pero en este caso creo que no importa mucho.
La recomiendo tibiamente; Kurea está linda y abusa verbalmente del pobre Shuichi; los monstruos son bastante originales, comenzando con Shuichi y su pseudovagina dorsal; y la acción por sí misma haría que valiera la pena verla. Está en Crunchyroll [3], si les interesa.
