Me llamó el fin de semana mi mamá para decirme que la compañía rusa Galina Vishnevskaya Moscow Opera Center iba a presentar, por dos únicos días, la ópera Rigoletto de Giussepe Verdi en el Teatro de la Ciudad; que me invitaba. Y como yo sigo con mi política de que dadas, hasta las puñaladas, me apunté.
Oh. Dios. Mío.
Esos pinches rusos son muy chingones para la ópera; estuvo fabulosa.
Oleg Dolgov y Boris Statsenko son maravillosos como el Duque de Mantua y Rigoletto, respectivamente; pero Svetlana Mareeva es fenomenal como Gilda. Además es bellísima la rusita, con una sonrisa encantadora y una voz que, literalmente, corta la respiración.
Cuando acabó la ópera y salieron los artistas a que el público les aplaudiera, la banda le aplaudió durísimo a la chavita (porque además está muy joven), y con justa razón: de verdad se roba toda la obra.
Mención especial merece Kristina Fush, que interpreta a Maddalena: aunque sólo aparece en el tercer acto, su actuación y su voz son impresionantes también.
Y otra cosa súper chida es que yo nunca había oído en vivo el aria La donna è mobile, y sí es la neta.
También sirvió para que estrenara el traje hecho a la medida que mi hermano me regaló por mi titulación de la maestría; que ya me estaba dando pena tenerlo ahí guardado desde hacía meses.
Fue una cosa maravillosa; les diría que fueran a verla, pero sólo estarán otro día más (mañana 9 de octubre), y además los pinches boletos están carísimos.
Pero me cae que vale la pena; la valdría únicamente por ver y oír a la Svetlana. Todo el paquete completo es, de verdad, un agasajo de lujo.
