Generalmente no leo Religious Freaks [1], porque no soy ateo fanático, pero lo ligaron hoy en Slashdot [2], y vi esta caricatura que me mató de la risa:
[3]
On the Third Day, Jesus Rose from His Tomb
Si son cristianos, ríanse. Es un chiste.
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7 Comments To "“…rose from his tomb”"
#1 Comment By javier On junio 17, 2006 @ 7:22 PM
ya que andamos en eso de enviar comentarios supongo que esto es mas que una verdad muy seria pero que bueno que deje de ir a las iglesias y a todo aquello que se llame religion
#2 Comment By xony On junio 18, 2006 @ 6:38 PM
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
Buenísimo carton.
#3 Comment By Bea On abril 28, 2007 @ 9:07 PM
Vamos gente, puede ser un chiste, pero no justifica insultar a NADIE, menos precisamente al mesías y a todos los que le seguimos. Ya nuestro mundo esta bastante podrido como para fomentar cosas de estas. GOD BLESS
#4 Comment By Canek On abril 28, 2007 @ 9:13 PM
No estamos insultando a nadie; es un chiste. Pero además, el “mesías” lo sea tal vez para ti; pero ciertamente no para mí ni para un montón de gente.
Pero lo más importante es que de verdad no quería insultar a nadie. Sólo se me hizo gracioso, y me sigue pareciendo gracioso. Y también he oído a muchos cristianos decir que les parece gracioso, así que ahí tienes. Lamento si te pareció que estaba insultando a alguien; no lo hacía.
#5 Comment By omar On agosto 20, 2007 @ 6:35 PM
soy católico y cristiano y si es muy gracioso.
#6 Comment By Canek On agosto 20, 2007 @ 8:31 PM
Bien por ti; por supuesto que es gracioso.
#7 Comment By MUMALOS On febrero 8, 2008 @ 1:48 AM
Es ingeniosa la asociación de “salir de la tumba al tercer día”=”zombie come cerebros”.
Entiendo que a los seguidores estrictos de una religión no les guste que se frivolice, tergiverse o se ponga en duda uno de los fundamentos de su creencia.
El chiste equivale a negar la resurección de Jesús como Dios y viene a decir que si resucitó fue como muerto viviente.
Pero no es Jesús quien “devora” cerebros, si no los propios fieles que, incapaces de pensar por si mismos, firman cualquier cosa que diga el predicador, sacerdote o papa de turno, poniendo en bandeja sus sesos a disposición de quien quiera degustarlos, con tal de que le digan que lo hacen en nombre de Dios.