Me harté del viejo teléfono que tengo en mi cuarto (lo tengo desde hace como 5 años), así que aprovechando que ayer mi mamá y yo comimos en el Danubio [1] (Uruguay No. 3, junto a la plaza de la computación), compré un teléfono inalámbrico.
Llegué con el vendedor y le dije: “quiero el teléfono inalámbrico más barato que tengas”. Y me dio esto:
Lo que creo que no está mal para 300 pesos. Digo, se oye bien, parece tener buena distancia, y creo que puedo usarlo como proyectil en caso de necesidad de defenderme (pesa como un kilo).
