Los rescates

Mi plática hoy fue al final de la sesión, la sexta de la misma. Es en general un lugar difícil, pero se complicó aún más porque al inicio de la sesión, la puerta de la sala estaba cerrada. Tardaron bastante en conseguir la llave y abrirla, y como suele ser con este tipo de cosas, casi todos los expositores tomaron algo más de tiempo del que les correspondía, así que cuando llegó mi turno ya estábamos completamente dentro de la siguiente pausa del café.

Y en ese momento ocurrió que mi laptop nada más decidió no reconocer al cañón.

Normalmente habría probado todo de antemano, pero como era ya tarde cuando abrieron la puerta no hubo oportunidad de hacerlo esta vez.

Por supuesto mi presentación estaba en PDF, entonces la moví a la computadora del salón y continué a pesar de las adversidades; pero lo llamativo de la plática era mostrar los programas que llevaba (y que por supuesto, yo escribí). Tuve que rescatar la plática sin los mismos; en general creo que salió bien, pero pudo haber quedado mucho mejor: como computólogo y programador, los programas son lo más importante para mí.

Estas cosas ocurren. Un buen expositor debe ser capaz de superar cualquier circunstancia; si se hubiera cortado la electricidad, hubiera podido dar la plática usando gis y pizarrón. Hubiera sido todavía más difícil; pero es el tipo de cosas que tenemos que ser capaces de superar; venga, hubiera podido sin gis pizarrón, moviendo mucho las manos.

Pero bueno, ya di mi plática (no exactamente como me hubiera gustado, pero qué se le va a hacer), y ahora puedo disfrutar sin distracciones Salamanca y el congreso.

Que es justo lo que haré.

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