Un año con el alma vendida al diablo

He tenido una carga de trabajo tan brutal que, entre otras cosas, se me pasó conmemorar un año de que compré mi querido Mini Cooper.

Básicamente me gustaría enumerar las desventajas y ventajas que le he visto a tener un Mini Cooper este año, en comparación con el Tsurito que utilicé durante más de diez años. Así que primero las desventajas:

  • Si le pasa cualquier cosa, las refacciones pueden ser una pesadilla, porque en muchos casos las traen de Alemania…
  • …y sale carísima la reparación.
  • El consumo de gasolina es como siete veces el del Tsurito.
  • Mientras que mi Tsurito a veces me bajaba de él mientras se seguía moviendo, y nada más le decía: “ahí te cuidas”, mi Mini Cooper me genera cierta angustia cada vez que lo estaciono. A estas alturas lo he dejado en valet parking unas cuatro o cinco veces, porque trato de evitarlo.
  • No puedo pasarle corriente (porque puedo quemar la computadora interna, o al menos eso me dijeron), y no trae llanta de repuesto (trae de estas llantas especiales que se supone uno puede seguirlas usando ponchadas), así que las únicas dos cosas que sabía hacerle a un carro (pasarle corriente y cambiarle una llanta), no las puedo hacer con mi Mini Cooper.
  • Más de dos personas no pueden viajar cómodamente en él.

Y las ventajas:

  • Es tan bonito, que a veces nada más de verlo me sube el humor.
  • Mientras otros carros tratan de tener una faz agresiva, la del Mini Cooper es como la cara de un chavo que su mamá lo acaba de descubrir masturbándose.
  • Todo el mundo parece estar de acuerdo de que yo me veo muy bien con mi Mini Cooper.
  • A todo el mundo le gusta, y las chavas no son excepción.
  • Manejarlo (con transmisión manual) es un placer casi orgásmico; especialmente en autopista.
  • Para una o dos personas, es casi lascivamente cómodo.
  • Mi celular se conecta automáticamente por Bluetooth, y saca de ahí la música.
  • ¿Ya mencioné lo bonito que está?

A un año de haber adquirido mi querido Mini, no me arrepiento en lo más mínimo de haberlo comprado. No voy a cambiar de carro en años (espero; al parecer este modelo salió bastante duradero), y cuando lo haga no sé si vuelva a comprar Mini. Pero la verdad lo he disfrutado enormemente, y espero poder seguir haciéndolo varios años más.

4 comentarios sobre “Un año con el alma vendida al diablo

  1. Hasta el momento, hay una sola cosa que no me gusta de ti,… tu carro. Perdón pero no me gustan los carros pequeños y menos los Mini Cooper, de hecho se me hacen como los Spark, Atos(esos carros que ni si quiera me esfuerzo en ver ni que marca o modelo son) pero de lujo y con mucho mejor motor; a mi gusto todos esos son carros muy feos. Lo bueno es que hoy en día la industria automotriz tiene carros para todos los gustos, posibilidades económicas y necesidades. Muchos dicen que a mi me gustan los carros de “señor” sí y ¿qué?. Me da gusto que tengas un carro que te haga sentir feliz aunque tenga sus detalles. Por cierto,… tu carro tiene nombre? el mio se llama Furia Nocturna (Un Accord EXR color Black Magic)… lo sé soy un tanto infantil ¿y qué? amo mi carrito :)

  2. Las delicias del capitalismo.

    Yo estoy muy viejo y casado/castrado para comprarme un Mini Cooper, pero me imagino que tiene cierto valor como “chick magnet” para un soltero.

    Me acuerdo que aprendí a manejar en un Trabant en 1987 cuando estudiaba en la antigua BRD. Literalmente un carro con motor de motocicleta, pero de las motos ruidosas y apestosas que había en aquella época.

    Hemos avanzado bastante.

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