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Tigger

Sigo ocupadísimo, así que cuando mi mamá me llamó ayer para decirme que Tigger estaba muy enfermo le tuve que pedir que por favor ella lo llevara al veterinario. Hoy me llamó de ahí justamente, y me dijo que el doctor diagnosticaba que tenía un tumor en el intestino, y que no era operable.

Pensé en no ir: hoy es el cumpleaños de Isabel, y quería pasar el día con ella. Pero en primer lugar no era realmente lo sensato para hacer, y en segundo Isabel me dijo que fuera, que de cualquier manera me la iba a pasar pensando en mi gato.

Estuvo bien que fuera. Cuando llegué a casa de mi mamá no estaba nadie, porque mi mamá había salido al súper, y estuve buscando a mi gato por todas partes hasta que llamé a mi mamá y me dijo que probablemente estaba en las macetas del patio. Y sí, ahí estaba mi gato.

Tigger [1]

Tigger

Estaba drogadísimo, porque el veterinario le dio medicina para que no tuviera dolor mientras yo llegaba a verlo. Tardó algunos minutos en reconocerme; me di cuenta de que lo hizo porque comenzó a mover la cola. Me dio un ataque de culpa: había tenido abandonadísimo a mi gato desde hace mucho. Más últimamente, con las cosas que tengo que hacer.

Lo llevé con el doctor: había antes pasado con él y le pregunté que si de verdad creía que no había ya nada que hacer. Me dijo que se lo llevara y que lo abría y veía la situación. Así que platiqué un poco con mi gato, lo acaricié y limpié, y lo llevé con el doctor. Me despedí antes de él, porque sabía que lo más probable era que no hubiera ya nada por hacer.

Cuando el doctor lo tomó para operarlo, mi gato se veía cansado, pero contento.

Me fui a mi casa (la veterinaria no tiene algo parecido a sala de espera), y esperé a que llamara el doctor. Como a las dos horas lo hizo, y me dijo que sí no había nada que hacer: el tumor se había extendido a la vejiga, y aunque lo quitara la misma ya no podría funcionar por la edad de mi gato y la extensión del tumor.

Así que le dije que lo durmiera, y después que lo incineraran. Creo que es lo más higiénico: yo quiero que me incineren cuando muera. Me preguntó que si quería las cenizas y le dije que no: eso ya no es mi gato.

Y por supuesto no creo que esté en “un lugar mejor”. Lo que sí creo es que vivió una vida razonablemente larga (para un gato) y feliz, que me quiso a mí y a mi familia (nos llevaba pajaritos muertos para “colaborar” con la comida [2]), y que disfrutó mucho el tiempo que al final le tocó vivir.

Tigger pasó 10 años con mi familia. Estaba estudiando la licenciatura cuando me lo regalaron, y ha sido el gato que más nos ha durado y sin duda alguna el que más quisimos y mimamos. Fue un buen compañero, una mascota alegre, y en general más motivo para mí en particular de satisfacciones y buenos momentos que de otra cosa. Lo voy a extrañar como no tienen idea, y su muerte me dolió de una forma que a mí mismo me sorprendió.

Pero me alegra que no haya sufrido (los síntomas del tumor fueron extremadamente súbitos), y del tiempo que pasamos juntos, aunque al final no lo haya visitado tanto como hubiera querido. Supongo que tendré otros gatos (siempre voy a preferirlos diez millones de veces más que a los perros), pero Tigger siempre será mi gato.

De verdad lo voy a extrañar. [3]

Tigger delante de la ventana [4]

Tigger delante de la ventana
3 Comments (Open | Close)

3 Comments To "Tigger"

#1 Comment By Canek Amador On junio 9, 2011 @ 8:57 AM

Requiescat in pace; te entiendo.

#2 Comment By Erick Acosta On junio 9, 2011 @ 11:19 PM

…te entiendo completamente, mi perra murio la semana pasada, pero creo que es mejor que hacerlos sufrir, animo :)

#3 Comment By omar On junio 16, 2011 @ 7:10 PM

Lo cual me recuerda que es un poco injusto que se pueda dormir al gato pero una persona no pueda decidir tener una eutanasia legal.