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La intolerancia a la intolerancia

Esto salió hace un par de días, pero hasta ahorita pude escribir al respecto: dice la Arquidiócesis que las autoridades de mi Ciudad son talibanes laicistas [1].

El comunicado es fabuloso en tantos niveles que no sé ni siquiera por dónde empezar. Dice que el Gobierno del Distrito Federal hace del laicismo una “religión” única e intolerante, “realizando ritos laicos contra las verdaderas religiones”. Dice que “algunas autoridades y miembros de la Asamblea Legislativa no sólo se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse, aprobando leyes inmorales e injustas, sin ningún sentido moral y ético –por la falta de respeto a la vida humana y a la institución familiar, fundamental para la sana convivencia social–, sino que han desatado una verdadera persecución ideológica contra quienes, con base en sus principios religiosos y valores, se oponen a estas leyes”. Dice que las autoridades del DF son verdaderos “talibanes laicistas”, “personajes intolerantes a la crítica, fundamentalistas en sus principios inmorales, incapaces de aceptar el reto del diálogo con la racionalidad y el derecho”.

Y luego hay pendejos que no le ven razón de ser al Artículo 130, que dice: “los ministros no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna” [2]. No es persecusión religiosa: es sencillamente respetar la separación Estado/Iglesia, por la simple razón de que no se puede discutir con gente dogmática. Por definición la fe es dogmática; esto no tiene en principio nada de malo: si alguien quiere creer que el Monstruo del Espagueti Volador [3] los ha tocado con su extremidad tallarinesca, está en todo su derecho.

Sólo a) no se metan con quien no se les pegue la gana creer eso, y b) si son ministros, no se metan en la política; de otra forma no se puede establecer una verdadera separación entre el Estado y la Iglesia. Nada bueno sale de que la iglesia (o peor aún, iglesias) intervengan en la política.

Por eso me pareció fabuloso lo último que cité: “[las autoridades del DF son] personajes intolerantes a la crítica […] incapaces de aceptar el reto del diálogo con la racionalidad y el derecho”. Lo más divertido de los últimos avances que se han dado en mi Ciudad (la despenalización del aborto, el matrimonio entre homosexuales, la adopción por parejas del mismo sexo), es que ganamos el debate de calle. Eran patéticos los intentos de argumentos que trataba de usar la Iglesia y la derecha histérica para (según ellos) discutir: no podían dar un argumento que no incluyera a algún dios, o la moral dictada por un libro escrito hace cientos de años; si bien nos iba, porque si no era la moral de un grupo que arbitrariamente quería imponerla a todos los demás.

La Arquidiócesis entonces se queja de intolerancia… intorelancia a su propia intolerancia. Intolerancia a que no les dejemos meterse con lo que no les importa: el derecho de una mujer a decidir sobre su cuerpo, el derecho de una pareja homosexual a quererse y que el Estado reconozca ese amor, el derecho de una pareja del mismo sexo a adoptar hijos.

Si así vamos a llamar eso, yo aplaudo que el gobierno de mi Ciudad se “intolerante” a la intolerancia de cualquier grupo que quiera imponer sus opiniones sobre el resto de nosotros, y espero que los gobiernos futuros aquí (y en el resto del país) sean igual de “intolerantes” a dichos grupos.

2 Comments (Open | Close)

2 Comments To "La intolerancia a la intolerancia"

#1 Comment By Fernando On enero 27, 2011 @ 4:53 PM

Lo siento, Canek, mira que me gustó tu análisis de Harry Potter y las 4.100 páginas, tanto que lo guardé en mi móvil para leerlo de vez en cuando y disfrutar con los trozos que copiastes, pero aunque en ese análisis ya dejabas ver tus ideas sobre política y religión, no puedo estar más que en desacuerdo con lo que pones.

Yo soy de España, por lo que no conozco de primera mano lo que ocurre en tu país (creo que es Mexico). Por lo poco que te he leido creo que las medidas que están poniendo en tu país son las mismas que no hace mucho han puesto en el mío, y sí, son “talibanes laicistas”. Yo soy católico, y es discriminación y contrario a los valores de nuestra constitución que no podamos expresar nuestras ideas y convicciones de forma pública. La religión es algo que impregna toda nuestra vida, y por definicion no puede ser relegada a la esfera de lo personal. Es como si te obligasen a guardar sólo para tí todas estas ideas que plasmas en estos artículos y que revelan lo que eres. Un político tiene el derecho de expresarse como quiera, como ser humano que es, y tú tienes derecho a votarle o no. La religión es creencia, es un estilo de vida y son ideas. El laicismo también son ideas, y tienen tanto derecho a expresarse los unos como los otros.

En mi país, el estado interviene en la esfera de lo privado, en España lo ha hecho con la asignatura “Educación para la ciudadanía”, una asignatura adoctrinadora que pretende educar en los valores progresistas y de izquierdas que muchos no compartimos y que consideramos son intromisivas en la educación que queremos dar a nuestros hijos. Si quieres educar buenos ciudadanos, enseñales valores como el respeto, como la tolerancia, normas de urbanismo y buena educación, la constancia, la perseverancia, el trabajo. Sin embargo, aquí en España no enseñan eso, sólo se centran en moral sexual, en iniciar a niños y niñas a masturbarse antes de los 12 años, a una visión sesgada de la homosexualidad y a los matrimonios homosexuales, y a que los palestinos son buenos y los israelitas son malos. Eso no es eduación, eso es “laicismo talibán”.

La Iglesia tiene tanto derecho como todo el mundo a expresar lo que considera correcto, como tú de escuchar o no. Tú si quieres defiende el derecho de una mujer a abortar, que yo defenderé el derecho de ese niño a vivir.

Ah, y la fe es dogmática, sí, pero también es racional. A Dios se le llega tanto por la fe como por la razón, basta ver el orden maravilloso con lo que está hecho este universo y todo lo que lo puebla. Y la ley natural (lo que dicta lo que está bien como lo está mal) también por un lado es dogmática, pero por otro lado la razón comprueba que realmente es como deben funcionar las cosas.

En fin, te felicito porque escribes bien y se ve que eres coherente con tus pensamientos y que realmente buscas lo mejor. Pero me da la sensación de que te mueves por clichés y prejuicios. Quizás debas tener una mente un poco más abierta. Quien busca encuentra. La Iglesia tiene mucho que aportar y tiene mucho conocimiento atesorado durante muchos siglos, por favor no la desprecies. El actual Papa escribe muy bien, podrías empezar leyendo la homilía que pronunció en Barcelona en la inaguración de la Sagrada Familia.

Un saludo,

Fernando desde España

#2 Comment By Canek On enero 27, 2011 @ 6:46 PM

Gracias por tu comentario Fernando, pero te recuerdo que México y España tienen una diferencia fundamental: mi país es una república laica, y el tuyo es una monarquía (además católica, me parece; ciertamente así era hace no mucho). Aquí tenemos (por ley constitucional) separación de Estado e Iglesia, y los curas (así como cualquier otro ministro de cualquier otra religión), se callan la boca respecto a cualquier aspecto político. En tu país no sé; es cosa de ustedes determinar cómo quieren ser o no gobernados.

¿Cuál es el problema con que los homosexuales se casen y adopten hijos? ¿En qué afecta a los católicos? Y mejor dicho a la Iglesia Católica; conozco un montón de católicos homosexuales que están a favor del matrimonio entre parejas del mismo sexo. Ese es el punto central de esta discusión: el punto es que tienes que entender que tus creencias (por bien que te hagan o que tú creas que te hagan), no te dan derecho a minar los derechos de los homosexuales. Y sí, tienen derecho a casarse, aunque te moleste (si te molesta).

Y las mujeres a abortar: si de verdad te interesa lo que tengo que decir acerca del aborto, [4].

Y en mí país (no sé en el tuyo; es bronca de ustedes), esos derechos son respetados. Al menos en mi ciudad, pero espero que pronto se generalice a el resto del mismo.