Una de mascotas y otra de familias disfuncionales

Fui a ver dos películas a Cinépolis Perisur. Se aplican las de siempre.

  • Bolt (Bolt: Un perro fuera de serie).
    Bolt

    Bolt

    Desde que vi los cortos de esta película tenía muchas ganas de verla, y no me decepcioné. No sólo es divertida, emocionante y bonita; además comprueba lo que he dicho toda mi vida: que los perros son imposiblemente estúpidos. Tal vez los animales más fieles al ser humano también, pero eso no les quita el ser estúpidos.

    Bolt es un perro estrella de un programa de televisión, donde interpreta a un súper perro con súper poderes. Estúpido como todos los perros, de hecho cree que es verdad que los tiene. El director del programa, amenazado por la cadena, decide oscurecer la trama de un episodio haciendo que Penny (la actriz principal del programa y dueña en la vida real de Bolt) sea secuestrada, y dejando todo en un “continuará…”

    El estúpido perro cree que de verdad la raptaron, y escapa para rescatarla, para acabar de forma imposible perdido en Nueva York, donde “recluta” a una pobre gata callejera porque cree que es secuaz del villano del programa de televisión.

    Ante una trama tan estúpida, está una película bien bonita, muy divertida, con más que memorables escenas de acción, y una trama bastante sencilla que habla de la lealtad que le tiene un perro a su amo (o ama, en este caso).

    A mí me encantó la película, porque me estaba meando de la risa en varias escenas, y porque las secuencias de acción están muy chidas. También me conquistó completamente la gata callejera que, como todos los gatos, es infinitamente más lista que el tarado y fiel perro. Y por supuesto, Rhino el hámster, que es todavía más estúpido que Bolt.

    Así que váyanla a ver con niños chiquitos y luego ustedes solos; está súper chida.

  • Four Christmases (Ni en tu casa ni en la mía).
    Four Christmases

    Four Christmases

    Los creadores de esta película es descaradamente obvio que no soportan a sus familias. Probablemente las quieran, pero no deben poder aguantarlas.

    Brad y Kate huyen de sus familias todas las navidades, inventándoles excusas para no ir a verlos y mejor yendo a vacacionar en playas exóticas. Pero este año les cancelan su vuelo y salen en televisión, y sus cuatro padres (divorciados, obviamente) los obligan a ir a verlos. El caos se sigue.

    Esta debe ser la película navideña con menos espíritu navideño que jamás yo haya visto… que por supuesto para mí no es algo necesariamente malo; soy ateo, la navidad me viene valiendo más bien madres la mayor parte del tiempo. Pero además tiene varias de las escenas más incómodas posibles de gente que no aguanta a su familia y sólo la ve cuando los obligan.

    Dicho eso, sí me hizo reír varias veces; y los cuatro padres deben ser de los actores que mejor me caen a mí: el fabuloso Robert Duvall, una todavía guapísima Mary Steenburgen, una etérea Sissy Spacek, y el siempre chido Jon Voight. Además sale Jon Favreau robándose todas las escenas donde aparece.

    Si son de los que se tragan el acondicionamiento comercial del “espírito navideño”, o de los que se creen la cosa esta de la “unidad familiar”, probablemente no les guste la película. A mí se me hizo grotesca, pero divertida, y ciertamente me cayeron bien los personajes. Así que vayan a verla, pero advertidos.

3 comentarios sobre “Una de mascotas y otra de familias disfuncionales

  1. Yo no soporto a mi familia, si hubiera visto la película antes de Navidad tal vez me hubiera tragado el cuento, pero la acabo de ir a ver hoy y no me pareció la moraleja, al final, después de que odian a la familia, etc, se dan cuenta de que no debieron haber pasado tanto tiempo sin verlos y hasta se anima a tener un hijo. No! Acabo de pasar las malditas fiestas en familia, y sólo me queda desear haberme ido solamente con mi novio a la playa. La película se ablandó, la verdad.

  2. Jajajajajjajaja, sí, creo en la Navidad, nunca dije que en la Navidad con la familia, pujj. Me pasé un año una hermosa Navidad con mi mejor amiga en un pueblo alejado de la civilización en Oaxaca, comiendo pan de yema remojado en sidra.

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