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Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología

Conacyt. En el sitio del Consejo lo escriben CONACyT. La institución encargada, diciéndolo de forma coloquial, de soltar la lana a estudiantes, investigadores, e incluso otras instituciones. En teoría su función es fomentar la ciencia y la tecnología, dándole lana a los que se encargan de investigar en la ciencia e innovar en la tecnología.

Esta administración le ha dado constantemente en la madre, pero este año la convocatoria salió desde diciembre de 2004, anunciada desde octubre del mismo año. Eso es bueno; en 2004 la convocatoria salió semanas antes de cuando la mayoría de los estudiantes necesitaban que saliera, y la ventana para entregar papeles fue de dos semanas. De haber sido un poco más, yo ya estaría en Canadá.

Lo malo es que la convocatoria de este año solicitó, como requisito indispensable, la carta de aceptación o de aceptación condicionada, por parte de la universidad donde uno quiere ir. Además, se partió en dos la convocatoria: una para Estados Unidos y Canadá, otra para Europa. La primera se cierra el 18 de marzo; la segunda en junio.

La intención me parece obvia: que el menor número posible de solicitantes cumpliera los requisitos, y por tanto dar el menor número posible de becas.

Por casualidades que sólo puedo catalogar como cósmicas, resulta que yo sí cumplo todos los requisitos, incluyendo la carta de aceptación de la Universidad de Waterloo.

Las últimas semanas han sido un infierno para mí, por el terror que tengo que de no me den la beca. Y en particular la semana pasada fue muy tensa, porque tuve que ir a pedir y recoger las cinco cartas de recomendación que terminé entregando. Y todo culminó hoy, de forma por lo demás anticlimática, cuando a la 1:30 entregué mi solicitud en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Terminé el Conapackage a las 3:00 de la mañana, después de descubrir con horror que el tóner de la impresora se había acabado. Lo saqué y lo meneé tantito, lo volví a meter, y funcionó lo suficiente para imprimir las cerca de 20 cuartillas que terminé imprimiendo. Arreglé de forma obsesiva todo lo que tenía que entregar hoy, y me fui a dormir con una mezcla de cansancio y angustia muy desagradable.

Me desperté a las 9:10, con mi madre pidiéndome que cambiara el tóner. Resulta que había un tóner nuevo porque mi madre había previsto que el anterior se acabaría. Por su puesto, yo no sabía eso. Me dormí de nuevo, y desperté a las 10:30; le había avisado a mi jefe que llegaría tarde a la oficina.

Con una parsimonia que incluso a mí me impresionó, me bañé, me vestí, quedé con Citla de ir a ver porqué no jalaba el DHCP en su casa, recogí mi Conapackage, y me fui a entregar mi solicitud. Todo el camino fui manejando muy despacio, con una calma que todavía no termino de entender del todo. En el camino, me hablaron mis padrotes para decirme que me iban a depositar mi lana… lo cual es über cool, porque ya no tengo dinero.

Pasé por Hiper Lumen (o como le decía mi papá, Hiper Himen), fotocopié las cartas de aceptación y el costo de las colegiaturas, y me dirigí al Conacyt.

El edificio parece de empresa; típico de la administración panista. En la recepción, había cuatro chavas muy guapas y muy taradas atendiendo gente. En cuanto me puse en frente de una de ellas, me sonrió con una sonrisa ensayada y me dijo: “Buenos días, ¿en qué puedo servirle?”. Le dije a qué iba, y me mandó a un rincón. Le dije que yo tenía entendido que tenía que ir al primer piso, y ella (con su sonrisa idiota estampada en la cara), me informó que “todo” lo que tenía que entregarse se entregaba ahí, en el rincón.

Fui al rincón, y al abrir la puerta vi a un tipo con una playera del América. Mala señal. Estaba atendiendo a alguien, con la típica expresión del burócrata que se siente superior por tener una ínfima porción de poder, así que esperé a que terminara. Otra señora entró, y me preguntó que a qué iba. Le dije, y me preguntó por mi acuse de recibo para que me lo sellaran. Lo cual es idiota: ellos tenían que darme el acuse de recibo.

La cosa me estaba dando muy mala espina, pero como sea junté mis chivas y las metí todas en un sobresote, al cual le puse mi nombre y que era para la convocatoria abierta a EEUU y Canadá. Eso último lo hice porque cuando le di el sobre, el tipo lo puso en una pila con otros sobres de quién sabe qué, y comenzó a su vez a poner cosas encima de mi sobre.

Ya cuando me iba, le pregunté una duda acerca del disco. El disco preguntaba si ya había solicitado beca para Conacyt, y en su caso dar el número de registro. Yo ya había solicitado beca antes, pero no tengo idea de qué número de registro me dieron entonces. Como el sistema no me dejaba continuar si no ponía el número de registro, sencillamente dije que no había solicitado antes beca, y quería aclarar eso. El tipo me dijo que eso me lo contestaban en el primer piso.

Salí, temiendo que quemaran o algo así mi sobre, y fui al primer piso. Ahí me dijeron que (claro) ahí tenía que llevar mis chivas, no dejarlas en “paquetería”. Así que bajé, le dije a la monita sonriente que la había cagado, fui con el burócrata y casi le arrebaté el sobre, y subí de nuevo al primer piso.

A partir de ahí todo salió super chido. La chava que me atendió creo que le caí bien, y valió la pena el haberme dormido a las 3:00; cada vez que me pedía algo yo lo sacaba de mi mágico Conapackage, con una expresión de “¿qué transa?”.

Me enteré de varios chismes: soy el primero al que le aceptan la solicitud; a todos los demás los han rechazado porque les falta algo. La carta de aceptación, supongo. También me enteré que de hecho no esperaban que nadie entregara papeles ahora: el sistema que lee del disco la información del solicitante ni siquiera está arriba. A mí me dieron un acuse de recibo hecho a mano, y me prometieron que alguien leería el disco cuando el sistema estuviera arriba. También dijeron que no había bronca que hubiera puesto que no había solicitado antes beca.

Salí sintiéndome mucho mejor. Soy el primer solicitante de beca que le reciben su solicitud, y como me dijo la chava que me atendió: “no te preocupes; eres de los buenos”. Y no dijo nada de que diera cinco cartas de recomendación.

Liliana me habló poco después (le había enviado un mensajito cuando esperaba que me dieran mi acuse de recibo). Me felicitó y se portó muy chida, pero lamentablemente no voy a poder verla hoy. Qué lástima: quería sorprenderla con una cena o algo así.

Fui con Citla y a su máquina le dio miedo verme y comenzó a funcionar. Es un fenómeno inexplicable, pero lo he visto varias veces. No está tan contenta como me gustaría que estuviera de que ahora use GNOME, pero sé que terminará gustándole. En pago por haber ido a intimidar a su compu, me invitó a comer en su casa.

Llegué al trabajo vergonzosamente tarde, y mi jefe me dijo que siempre no iría a través de SSL el sistema. Lo cual hace mucho más sencilla la reparación que tenía que hacer: de hecho ya la hice. Estoy esperando para pedir permiso de irme. Quiero ver Dawson’s Creek y descansar, y no pensar que falta más de un mes para que, el 4 de abril, sepa qué será de mi vida.

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1 Comment To "Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología"

#1 Comment By rosibel On mayo 29, 2007 @ 4:20 PM

dude, your life suck, but tomarrow it’s a new brand day.

cheerr up, we all havee ups and downs.

hugs and kisses